Para ver el Book Trailer , entrar al URL(link) de youtube. Hecho por Luciano Rosende y Alanis Borrego
viernes, 30 de mayo de 2014
Booktrailer (Camila Ramos Quintana - Quintas Santiago)
https://www.youtube.com/watch?v=jNQgXJqlMps&feature=youtu.be
Book Trailer - "El Barón Rampante" de Ítalo Calvino
Book Trailer hecho por Maximiliano Bazán y Juliana Gianechini 4to 2da TM. Año 2014
Link: https://www.youtube.com/watch?v=sD4KkZubIOc&feature=youtu.be
Link: https://www.youtube.com/watch?v=sD4KkZubIOc&feature=youtu.be
jueves, 29 de mayo de 2014
miércoles, 28 de mayo de 2014
Book Trailer de Él báron rampante de Italo Calvino
Book Trailer de Él báron rampante de Italo Calvino
Integrantes:
Dago de Renteria
Agustin Baigorria
Integrantes:
Dago de Renteria
Agustin Baigorria
sábado, 24 de mayo de 2014
martes, 20 de mayo de 2014
lunes, 19 de mayo de 2014
martes, 13 de mayo de 2014
El Barón rampante de Ítalo Calvino
Tarea
Mirar el Book Trailer del siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=3U5Ui9FnwFw
¿Qué es un book trailer?
Bueno, como acaban de
ver, es un pequeño video (como los que se hacen de las películas) que
promociona o anticipan un libro nuevo en Internet, para captar un nuevo tipo de
lector más vinculado a las series y la televisión, para sorprender, para
presentar con fuerza un autor nuevo, o para darle tridimensionalidad a un
personaje, que a veces es real (como en el caso de las biografías) y tiene una
vida rica en imágenes fuera de esa obra escrita. El book trailer no pretende
contar un libro, sino que está más cerca de ser la adaptación cinematográfica
de la contratapa que de la obra entera. Como mucho, se refleja el tono, el
género, quizás algunas frases emblemáticas, y a veces, (si la naturaleza de la
novela lo permite) el argumento.
Para saber un poco más: http://www.booktrailersweb.es/
Propuesta
de trabajo:
En parejas, vamos a elaborar un Book Trailer de El Barón
Rampante de Ítalo Calvino. La intencionalidad de nuestro corto será la
de seducir futuros lectores, provocar sus ganas de leer esta novela.
Les sugiero visitar esta
página donde el autor presenta una
visión crítica del book trailer, propone tips muy atinados para elaborarlos y
da varios ejemplos para fundamentar su valoración de este género:http://www.microrevista.com/la-guia-definitiva-del-book-trailer-espanol/
. Además, hay buenos tutoriales en Youtube.
El producto final deberá editarse en Youtube
y subirse al blog hasta el 30 de mayo.
En forma individual, elegir tres
trabajos de sus compañeros y comentarlos, identificándose al hacerlo.
viernes, 9 de mayo de 2014
El exiliado
El calor me mata. Caminé kilómetros y kilómetros buscando
agua. La arena frenaban mis pasos, el viento seco eran cadenas en mi cuerpo. La
luz del sol ceguecian mis ojos. Resistiéndome
a todo seguí caminando hasta que la fuerza no me dio más.
Por tus
pecados serás desterrado y tendrás que caminar en el desierto por toda la
eternidad, dijo el rey de Roma mientras agarraba del brazo a su mujer. Ella mantenía
la vista en el piso, parecía indiferente pero no pudo evitar mirarme por última
vez y una lágrima corrió.
La última vez que la vi fue esa misma tarde, colgada en la
plaza, era día de tormenta. Entonces comprendí que la lluvia también era
hermosa.
Unas veces cae mansamente y uno piensa en los cementerios abandonados. Esa vez caía con furia al igual que mi llanto.
Unas veces cae mansamente y uno piensa en los cementerios abandonados. Esa vez caía con furia al igual que mi llanto.
Sigo caminando y las moscas me
rodean, la arena me hiere y el sol me quema, ¿mi rumbo? es el rumbo de las
islas perdidas. En la noche, la luna blanca y fría sobre mi cabeza, el tiempo es
mi cazador y yo intentando huir como un ciervo herido.
Escapo hacia el recodo
final de la aventura y cruzo el puente que une la saudade con el presentimiento
y cuando hubo silencio en el cielo, el séptimo sello se presentó.
Pedro Vernengo
miércoles, 7 de mayo de 2014
El vacío eterno por Agustín Baigorria
Era una
tarde de verano calurosa como cualquier otra. Yo estaba en la hamaca paraguaya detrás
del jardín de mi casa leyendo un libro que me encontré tirado hace unos días en
el patio de mi casa. Este libro era muy extraño había un hombre como
protagonista alto de pelo negro y lacio, de una tez muy pálida, con una galera extravagante
de color roja y una expresión de seriedad que ni con la mueca más graciosa podría
corromperse.
A medida que la historia transcurría sentía que
el libro me atrapaba a tal punto que cuando me di cuenta de que realmente me
estaba absorbiendo fue demasiado tarde para salir de él. Caí en un vacío
interminable a una velocidad increíble. Bajaba y bajaba era interminable,
llegue a sentir que nunca terminaría, y estaba en lo cierto.
Luego de un par de horas descendiendo en
picada me acostumbré a ese vacío oscuro y frío, pero mi mayor asombro fue
cuando divise en la oscuridad un punto rojo que resaltaba frente al vacío. Al
irme acercando el punto rojo que era en la lejanía se fue transformando en una
galera y ahí estaba el hombre del libro que al pasarlo por al lado se sorprendió
y con un leve movimiento de manos me frenó en los aires y me elevó hacia él.
¿Y tú quién
eres?- pregunto el hombre de la galera, con su cara de seriedad extrema.
Yo, aún sorprendido por de que aquel hombre esté
en aquel lugar tan increíble y solitario, no pude responder.
¿Quién eres?- me pregunta por segunda vez
frunciendo el ceño y con una cara de enojo increíble.
Lo siento soy Carlos y no logro comprender como llegue aquí- respondí con algo de timidez.
Lo siento soy Carlos y no logro comprender como llegue aquí- respondí con algo de timidez.
Este lugar se denomina vacío de transición, en
este lugar puedes ir a diferentes mundos. Ten cuidado a donde te diriges que
hay mundos en el que domina la magia, en otros la guerra y en algunos el mal-
dijo el hombre pálido, y con estas palabras desapareció.
A su vez parecieron cantidad innumerables de
portales con diferentes matices desde colores oscuros hasta colores fuertes y
brillantes. Este era un momento decisivo en mi vida, tenía que elegir el portal
que me lleve a nuestro mundo o todo acabaría ahí. Luego de pensármelo una hora
opte por aquel que tenía a la derecha. Era un portal de madera tallada con una
historia contada en todo el marco su color era verde claro con una clase de
chispas del mismo color que salían de este. Me armé de valor y me acerqué al
portal y apenas me incliné hacia él sentí una presión en todo mi cuerpo y un
aliento cálido que me sacó de mi sueño.
Con los ojos
un poco achinados por la luminosidad se me acostumbró la vista y me di cuenta
que seguía en la hamaca y era mi gata la que se había subido encima mío.
El reencuentro (lautaro Huljich, Felipe Gomez)
Cuando la vi alejarse corrí a frenarla. Quería hablar con ella, saber qué había sido de su vida estos últimos años. Terminamos los dos sentados en un antiguo bar de la zona, café de por medio. Luego de su curiosidad por mi vida amorosa y temas irrelevantes, me comentó sobre sus inconvenientes económicos y la posterior emprendida al viejo continente para una renovación absoluta. Entre tantas anécdotas puso énfasis sobre una en particular, algo inusual. Otra mañana otoñal transitando por las angostas veredas sevillanas. Me detuve al enamorarme de la particular tapa de un libro en la desalmada librería frente a mi hogar. Solo dos personas abrazadas caracterizaban la ilustración, y al entrar al negocio no dudé en adquirirlo a pesar de mis remotas posibilidades económicas. Llegué a casa y lo primero que atiné a hacer fue leer hasta quedar boquiabierta. Tal como yo, la protagonista -mi homónima-, había emigrado en busca de nuevos rumbos y sus padres también habían fallecido en un nefasto accidente. A medida que avanzaba en la lectura comprendí que la historia era un plagio de mi vida. La intriga me carcomía la sien, pensando si lo que contaba el libro sería lo que al fin y al cabo me ocurriría. Decidí cerrarlo y armé las maletas. Tomé el primer vuelo de regreso a mi ciudad justificándome en la nostalgia y el extrañar a mis parientes. "Quizás por eso no me sorprendí al verte" concluyó ella, audaz y convencida.
El sonido del silencio - Camila Ramos Quintana
El sonido del silencio
Le cruzaban miles de preguntas en ese momento,pero ninguna tenía respuesta. Inmóvil, su vida pasaba por delante.
Un brillo apareció en sus ojos. Su respiración entrecortada escondía una leve sonrisa.
Una ráfaga de felicidad pasó por su pecho,recobrando coraje.Con fuerza se levantó, animado, y como pudo se dirigió hacia la ventana, donde un rayo de luz se escabullía.
Al abrirla,la luminosidad lo segó,ya no estaba oscuro.
Cayó al suelo como una bolsa de plomo,tirando lo que había en su camino. Su corazón se apagó,al igual que cada sonido en la habitación,y la caída de un objeto contra el suelo lo inundó todo.
Una brisa recorrió el sitio,despeinando las hojas del volumen a su paso,dejando volar una nota : "Te esperaré por siempre,no lo olvides. 01-06-1944". Un suspiro involuntario invadió el cuerpo de aquella persona,aunque ya no se encontraba allí.
Inmortal
Estaba cansado de vivir con una persona que no amaba,lleno de hombres al pasar en su casa,se sentía traicionado.Nada podía hacer siendo su mujer una poderosa hija de un ministro.
Huir ,eso quería.Dejar a esa mujerzuela y escapar a un lugar donde pudiera vivir en paz.
La conoció en un intento de escape.Tan hermosa y frágil como una mariposa,con bucles en un peinado recogido que dejaba ver un costoso colgante en su cuello; en su mano había un anillo,y moretones,y otra mano más grande a su lado,la de un señor,aunque podría pasar como primate.
Desde ese día supieron que podían ser felices.
Se vieron cada día,encontrando algún tiempo en el bolsillo,un segundo de sobra.
Su relación se volvió mas profunda,no les importaba nada,se tenían el uno al otro.
La esposa de él murió repentinamente un día de domingo de 1944, dejándole toda su herencia al marido.
Lo que no sabía era que su mujer se había enterado de la situación con su amada,y antes de morir,despechada,mandó a separarlos.La iban a matar.
Corrió hacia la casa de su enamorada,en un intento por rescatarla.
No había nadie,era tarde.En una mesa encontró una nota.Era ella.
Al regresar a su hogar,agarró su diario y lo mantuvo consigo.Allí colocó la última muestra de afecto de su amor,aquel papel que decidió no volver a leer hasta que el último día llegara.
Todavía podía oír en su imaginación los gritos de dolor por semejante acto de traición.
"Rompió su promesa",esa era la canción que acompañaba aquel sonido ensordecedor,repitiéndose una y otra vez.
Ya no se verían nunca más,ya no podría sentir su calor,sus lágrimas,sus dedos;tendría que olvidarse de ella.
El tiempo pasó,no tiene memoria,se le fue borrando todo con el tiempo,todo menos un dolor en lo profundo de su ser,una molestia persistente que dejó pasar al hundirse en el vacío.
Su vida,monótona, sin sentido. Pasaban personas cada día,sólo con el saber que son extraños.
Lo único que quería era estar solo,mirarse al espejo y reconocer su pasado,su rostro ya avejentado,saber el porqué de cada línea de expresión.
Atravesó la puerta,el aire turbio se mezcló con el fresco que llegaba. Se sentó en la cama y allí se quedó. El cielo parecía más lúgubre desde esa orilla, y el oxígeno se agotaba a cada segundo.
Le cruzaban miles de preguntas en ese momento,pero ninguna tenía respuesta. Inmóvil, su vida pasaba por delante.
Un brillo apareció en sus ojos. Su respiración entrecortada escondía una leve sonrisa.
Una ráfaga de felicidad pasó por su pecho,recobrando coraje.Con fuerza se levantó, animado, y como pudo se dirigió hacia la ventana, donde un rayo de luz se escabullía.
Al abrirla,la luminosidad lo segó,ya no estaba oscuro.
Cayó al suelo como una bolsa de plomo,tirando lo que había en su camino. Su corazón se apagó,al igual que cada sonido en la habitación,y la caída de un objeto contra el suelo lo inundó todo.
Una brisa recorrió el sitio,despeinando las hojas del volumen a su paso,dejando volar una nota : "Te esperaré por siempre,no lo olvides. 01-06-1944". Un suspiro involuntario invadió el cuerpo de aquella persona,aunque ya no se encontraba allí.
martes, 6 de mayo de 2014
Palabras mágicas (Mariana Silva)
Palabras mágicas.
Me encuentro acostada tratando de leer un libro hace días. No logro concentrarme, los gritos de mis padre ya familiares me lo impiden nuevamente.
No sé por qué siguen juntos. El amor que para mi es lo más importante en una pareja, ya no está, se esfumó. Quizá por el tiempo, por el trabajo, no lo sé, pero ya no está. El amor es un sentimiento que se renueva, que se vive día a día. Y eso en ellos ya no lo veo.
Mi padre es empresario casi nunca está en casa y cuando está, su estancia se resume en discutir con mamá y luego viajar y hacer lo que sea que hace. Mamá es ama de casa y últimamente anda de malhumor, lo que se está volviendo rutina.
Mi relación con ambos es buena, dentro de lo que se puede. El problema es lo que esas discusiones nos hace.
Intento una vez más concentrarme en el libro. Se llama Nada es lo que parece de Noemí Calvo. Nos lo encargó leer la profesora de literatura. Nunca me gustó leer. Salvo si son libros de acción, ficticios. En fin, debo leer este libro.
Garabateo al costado de éste y sigo leyendo.
Imara, la protagonista del libro entra a su casa y no ve a su papá.
Es jueves. Normalmente su madre viaja a ver a sus padres y vuelve tarde. Normalmente Imara vuelve más tarde del colegio, pero ese día faltó una profesora y se retiró antes. Su padre debería estar en casa. Debería estar mirando la tele en el sofá y quedarse allí por horas.
Imara tira las llaves por la encimera de la cocina y sube al cuarto de sus padres a buscarlo. Mientras se va acercando a la puerta escucha voces, la de una mujer y la de su padre. ¿Mamá está en casa? Se preguntó Imara. Cuanto más se acerca a la puerta más confusión tiene Imara.
No, no es su mamá me respondía sola. De alguna manera el libro había captado mi atención. Con más entusiasmo ya suponiendo lo que seguía en la historia continué leyendo.
Imara supuso que sería la arquitecta que iría esa tarde. No quiso interrumpir y se retiró a su cuarto a dormir su corta y rutinaria siesta.
No. No. No. Qué ingenua, ¿Por qué iría a estar en su cuarto justo en un horario en el nadie estaría?. Cierro el libro enojada. ¿Por qué nadie es capaz de leer la realidad? Lo que Imara cree su familia perfecta no lo es. ¿Por qué justo llegó en ese momento? Debería haber entrado y visto con sus propios ojos su realidad. No hay nada más feo que vivir en una "bonita" mentira.
Volviendo a mi realidad, con esos gritos de fondo de mamá y papá, pienso y llego a una conclusión al por qué están juntos. ¿No quieren desarmar esta familia? Que me definan familia... ¿No quieren lastimarme? Verlos infelices no se siente bien.
Vuelvo a tomar el libro y continuo leyendo. Imara luego de esa pequeña siesta, se levanta y abre su puerta. Sigue escuchando voces, las mismas de antes. Sólo que esta vez logra ver a sus mamá a punto de abrir la puerta donde está su padre. Imara decide quedarse en el lugar y desde ahí observar la escena. Su madre la abre y su gesto se contrae. Imara lee en su rostro dolor, confusión.
Las siguientes escenas las leo rápido. Su mamá está corriendo por las escaleras en llantos. Su papá está corriendo detrás de ella con sus ropas desacomodadas. Una mujer que Imara supone es la arquitecta sale tranquilamente, aunque sus ropas están igual de desordenadas que las de su papá.
Lloro. Lloro por Imara y lloro por su familia. Por la manera en que ésta se quebró.
Y ahí es cuándo me pregunto. ¿Cuándo se terminó el amor de mamá y papá? Cuándo que no lo supe ver.
Lloro por las siguientes parte que leo y me son tan familiares. Padres discutiendo, reproches echados en cara, hija confundida.
Decido dar por terminado el libro. Dicen que solemos tener cierto rechazo a libros o historias en las que tenemos miedo de qué podemos llegar a leer y cómo podemos llegar a reaccionar. Quizá eso responde a mi rechazo inicial. No querer enfrentar lo que nos pasa. Mamá y papá no quieren enfrentar lo que les está pasando.
Este libro me sirvió para terminar de afrontar mi realidad. ¿Quién lo diría?. Quizá yo sea la que tiene que hacerlos ver lo que les está pasando. Creo ser el motivo del por qué siguen juntos.
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Corrección:
Palabras mágicas.
Me encuentro acostada tratando de leer un libro hace días. No logro concentrarme, los gritos de mis padres ya familiares me lo impiden nuevamente.
Mi padre es empresario casi nunca está en casa y cuando está, su
estancia se resume en discutir con mamá y luego viajar y hacer lo que sea que
hace. Mamá es ama de casa, hace las mejores tartas que puedan existir, y da los
mejores consejos. De los dos es con la que más paso tiempo, y la que sabe casi
todo de mí y a quien puedo recurrir siempre.
Intento una vez más concentrarme en el libro. Se llama Ruina de Noemí Calvo. Nos lo encargó leer la profesora de
literatura. Nunca me gustó leer, salvo si son libros de acción, ficticios. En
fin, debo leerlo. Garabateo al costado y sigo leyéndolo.
Otro día más, entro a casa cuando
comienza a sonarme el celular y decido ignorarlo. Lo único que deseo es
acostarme, tomar la foto con mi novio, con el hombre de mi vida y recordarlo.
Perdí a mi mejor amigo, al hombre que amaba ¿Cuántas pérdidas una persona puede experimentar antes de morir también?
Recuerdos empiezan a inundar mi mente. Recuerdos de él mirando partidos de
fútbol.
De nuestro primer beso.
De nuestra primera salida
De nuestras tardes
De nuestra última salida.
Y después, en el hospital.
No nos dieron suficiente tiempo, odio a Dios por eso. Odio terminar sola
llorándolo. Vivir
es tan duro y morir es tan fácil. Cerras los ojos y no los abrís de nuevo. ¿Qué
hay de difícil sobre eso? En realidad nada, excepto el dolor que dejas en
aquellas personas que te quieren.
Leo esa última frase y rápidamente
evocan a mi imágenes de papá. Imágenes de él en su despacho mirando un punto
fijamente y sé que piensa en Melanie, su antigua novia. Murió instantáneamente
en un choque volviendo a su casa a mitad de la noche luego de discutir con él.
Esto pasó hace mucho tiempo, antes de que yo naciera pero es algo que siempre
pensé que nunca pudo superar.
Bajo la mirada y continúo leyendo.
Estoy por tomar otra fotografía de Alejandro cuando aparece mi mamáy ya no
me importa que me vea en este estado. La estuve esquivando mucho tiempo, en
algún momento iba a aparecer.
- Imara, ¿Cuándo te pondrás bien hija? – no sé
si me lo preguntó a mi o a ella misma.
- Sólo te diré una cosa. La vida está llena de desearía, hubiera y podría.
Esta dentro de nuestra naturaleza asumir que tenemos ese tipo de control sobre
lo que nos pasa y la verdad es que la vida pasa y a veces llegamos demasiado tarde
y sí, a veces va demasiado rápida. A veces podemos tomar la decisión equivocada
y otras veces tomamos la adecuada. Pero la gente no se cuestiona a sí mismo
cuando las cosas van bien. Sólo lo hacen cuando las cosas no salieron bien.
Dejo el libro y voy en busca de un vaso de agua, algo para distraerme. Mi
cabeza va a mil. Al entrar en la cocina sólo logro es escuchar una palabra que
le dice mamá a papá: Futuro.
Por primera vez tomo a esto más significado. Lo miro y me doy cuenta de
cuan alejados estamos uno del otro. Lo miro y puedo ver esa pared que hay entre
los dos, esa que puso él.
-Papá te necesitó. - escucho mi voz sin siquiera haberme dado cuenta en qué
momento salieron.
- Podría haberla salvado Luján, podría haber hecho algo – me contesta
resignado.
- Mira papá, podes pasar tu vida pensando que tenes aunque sea un mínimo
control sobre las cosas en las que no tienes el poder. En lugar de concentrarte
en lo que deberías haber hecho, concéntrate en lo podes hacer ahora, en tú
presente y en tú futuro. Hacelo por mi, hacelo por mamá y hacelo por vos.
Mariana Silva.
El Objeto- Santiago Quintas
El Objeto
Estaba hastío de las cosas.me sentía preocupado por no poder encontrar ese algo que estimulara mi animo. Escudriñaba, registraba cada lugar, necesitaba distraerme, mejor aún dicho, necesitaba dejar lo que tenia, ya no me atraían todas las posesiones que estaban en mi poder, no me interesaban mas. Quería sentir algo nuevo en mi, como si renaciera.
Tuvo lugar en mi vida un tiempo en el que ya no sabía porque hacia lo que hacía, se metían ideas dentro de mi cabeza que no eran saludables, no tenían un buen destino para mi vida.
No creí nunca, ni hubiera imaginado que la integridad propia de mi se fijaría en un objeto tan simple, un libro. Mi interés por esas hojas que recorría en un movimiento de dedos para pasar las paginas rápidamente, tan solo echándoles el ojo, se tornó en la actividad mas fantástica y continua que jamas había tenido con mis otras posesiones. Cada día, durante las horas que pasaba cursando la materia de ciencia y tecnología en la universidad, que ya no le daba tanta atención como en un principio. Ahora mi concentración estaba en los libros. No desperdiciaba ni un minuto. Leía durante horas, incluso llegue a estar unos días sin comer. No podía luchar contra esas ganas de tener un libro entre las manos sintiendo ese aroma tan particular y único que tienen. Mi casa estaba repleta de ellos, y eran muy variados en cuanto a contenidos. De ciencia ficción hasta novelas amorosas. Compraba por montones e incluso perdí muchas cosas pero no quiero entrar en esos detalles.
Logre sentirme feliz, lo que hace mucho no sentía. Poseo miles de millones de diversos mundos e mi mente, y aquí me encuentro, con todo lo que creo necesario en mi vida.
Estaba hastío de las cosas.me sentía preocupado por no poder encontrar ese algo que estimulara mi animo. Escudriñaba, registraba cada lugar, necesitaba distraerme, mejor aún dicho, necesitaba dejar lo que tenia, ya no me atraían todas las posesiones que estaban en mi poder, no me interesaban mas. Quería sentir algo nuevo en mi, como si renaciera.
Tuvo lugar en mi vida un tiempo en el que ya no sabía porque hacia lo que hacía, se metían ideas dentro de mi cabeza que no eran saludables, no tenían un buen destino para mi vida.
No creí nunca, ni hubiera imaginado que la integridad propia de mi se fijaría en un objeto tan simple, un libro. Mi interés por esas hojas que recorría en un movimiento de dedos para pasar las paginas rápidamente, tan solo echándoles el ojo, se tornó en la actividad mas fantástica y continua que jamas había tenido con mis otras posesiones. Cada día, durante las horas que pasaba cursando la materia de ciencia y tecnología en la universidad, que ya no le daba tanta atención como en un principio. Ahora mi concentración estaba en los libros. No desperdiciaba ni un minuto. Leía durante horas, incluso llegue a estar unos días sin comer. No podía luchar contra esas ganas de tener un libro entre las manos sintiendo ese aroma tan particular y único que tienen. Mi casa estaba repleta de ellos, y eran muy variados en cuanto a contenidos. De ciencia ficción hasta novelas amorosas. Compraba por montones e incluso perdí muchas cosas pero no quiero entrar en esos detalles.
Logre sentirme feliz, lo que hace mucho no sentía. Poseo miles de millones de diversos mundos e mi mente, y aquí me encuentro, con todo lo que creo necesario en mi vida.
La herencia siempre queda en familia. (Sofía Acosta)
La herencia siempre queda en familia. (Sofía Acosta)
En el año 1951 nació en la provincia de Misiones, Lucía Avalos, hija de inmigrantes.
Al cumplir los 15 años sus padres, Emiliano Avalos y Eduarda Meljarejo ambos cosechadores de maíz y de frutos, que eran creyentes de la religión cristiana decidieron regalarle a la menor de sus hijas, Lucía, un libro ya que a ella le gustaba muchísimo leer, pero no era cualquier libro sino que era la Biblia.
Lucía podía pasarse hora y horas enteras leyendo, le gustaba instruirse en lo que leía, cada vez que leía la Biblia luego se pasaba horas meditando sobre lo leído.
Al cumplir los 22 años Lucía decidió viajar a Buenos Aires para estudiar teología un una de las Universidades mas prestigiosas del mundo. Al pasar los años logro recibirse con el mejor promedio de su promoción.
A los tres años de haberse recibido conoció a quien luego seria su esposo, un hombre cinco años mayor que ella llamado Alejandro Sauto que era un teólogo y fílósofo muy reconocido en todo el país.
Después de cuatro años de noviazgo se casaron y tuvieron tres hijos.
Ya que al mayor de sus hijos, Jorge, le gustaba demasiado , al igual que su madre, leer. Lucía decidió obsequiarle cuando el cumplió los 17 años la Biblia que sus padres le habían regalado a ella, Biblia que habría sido de gran influencia en su adolescencia, en su vida...
Su hijo Jorge al leer la Biblia decidió seguir sus pasos y los de su padre. Hoy en día él es profesor de teología y filosofía, un hombre muy intelectual y preparado.
Actualmente Lucía tiene problemas visuales, por tal motivo no lee mucho, ya que no puede esforzar la vista pero en cada ocasión que tiene les pide a sus hijos o nietos que le lean la biblia.
Toda su familia, hasta sus nietos, son muy creyentes de la religión cristiana y ella siempre les dice que tienen que leer mucho, por que la lectura lo es todo...
La herencia siempre queda en familia. (Sofía Acosta)
La herencia siempre queda en familia. (Sofía Acosta)
En el año 1951 nació en la provincia de Misiones, Lucía Avalos, hija de inmigrantes.
Al cumplir los 15 años sus padres, Emiliano Avalos y Eduarda Meljarejo ambos cosechadores de maíz y de frutos, que eran creyentes de la religión cristiana decidieron regalarle a la menor de sus hijas, Lucía, un libro ya que a ella le gustaba muchísimo leer, pero no era cualquier libro sino que era la Biblia.
Lucía podía pasarse hora y horas enteras leyendo, le gustaba instruirse en lo que leía, cada vez que leía la Biblia luego se pasaba horas meditando sobre lo leído.
Al cumplir los 22 años Lucía decidió viajar a Buenos Aires para estudiar teología un una de las Universidades mas prestigiosas del mundo.
Tomó su valija, guardó la Biblia en la cual tenía fotos de su familia, ya estaba lista para emprender su viaje tan esperado.
Al llegar al aeropuerto de Buenos Aires se encontró con que su valija no estaba por ningún lugar, habían buscado por todos lados, pero no la hallaban, llamaron al aeropuerto de Misiones teniendo la esperanza de que se encontrara allí, pero no.
Habían pasado los días y su valija no aparecía, lo que más le preocupaba a Lucia era que en su valija estaba su Biblia. Ella llamaba al aeropuerto todos los días con la ilusión de que haya aparecido la valija con la Biblia pero siempre le decían que no.
Estaba desesperada, había perdido lo que más amaba en su vida, no tenía consuelo, ya que esa era su única compañía.
Iba caminando, muy triste y pensativa cuando de repente escucha una voz que le dice: "¡Cuidado!". Era un hombre que la había salvado de ser atropellada por un vehículo Este le preguntó que le pasaba, y ella muy triste le contó lo sucedido.
Fue así como se conoció con Alejandro Sauto, con quien se hizo muy amiga y a los tres años de haberse conocido conocido se casaron, él era cinco años más que ella, era un teólogo y filósofo, muy reconocido en todo el país.
Tuvieron tres hijos a los cuales siempre les cuentan como se conocieron, a través de que desapareció la Biblia, Biblia que hasta el día de hoy no han encontrado.
Al llegar al aeropuerto de Buenos Aires se encontró con que su valija no estaba por ningún lugar, habían buscado por todos lados, pero no la hallaban, llamaron al aeropuerto de Misiones teniendo la esperanza de que se encontrara allí, pero no.
Habían pasado los días y su valija no aparecía, lo que más le preocupaba a Lucia era que en su valija estaba su Biblia. Ella llamaba al aeropuerto todos los días con la ilusión de que haya aparecido la valija con la Biblia pero siempre le decían que no.
Estaba desesperada, había perdido lo que más amaba en su vida, no tenía consuelo, ya que esa era su única compañía.
Iba caminando, muy triste y pensativa cuando de repente escucha una voz que le dice: "¡Cuidado!". Era un hombre que la había salvado de ser atropellada por un vehículo Este le preguntó que le pasaba, y ella muy triste le contó lo sucedido.
Fue así como se conoció con Alejandro Sauto, con quien se hizo muy amiga y a los tres años de haberse conocido conocido se casaron, él era cinco años más que ella, era un teólogo y filósofo, muy reconocido en todo el país.
Tuvieron tres hijos a los cuales siempre les cuentan como se conocieron, a través de que desapareció la Biblia, Biblia que hasta el día de hoy no han encontrado.
Al mayor de sus hijos, Jorge, le gustaba demasiado , al igual que su madre, leer. Por este motivo Lucía decidió obsequiarle cuando el cumplió los 17 años una Biblia porque para ella habría sido de gran influencia en su adolescencia, en su vida...
Su hijo Jorge al leer la Biblia decidió seguir sus pasos y los de su padre. Hoy en día él es profesor de teología y filosofía, un hombre muy intelectual y preparado.
Actualmente Lucía tiene problemas visuales, por tal motivo no lee mucho, ya que no puede esforzar la vista pero en cada ocasión que tiene les pide a sus hijos o nietos que le lean la biblia.
Toda su familia, hasta sus nietos, son muy creyentes de la religión cristiana y ella siempre les dice que tienen que leer mucho, por que la lectura lo es todo...
El encuentro con la felicidad. (Damaris Gaona)
Recuerdo cuando mis días eran grises.
Más que mis días, mis
meses, mis años. Me sentía muerto en vida, sin saber qué hacer ni a dónde ir.
A pesar de todo lo que había logrado siendo compositor y cantante en California, la mayoría de las
cosas se tornaban oscuras. Lo que más quería en ese momento era deshacerme de
aquella maldita rutina y de ese vacío profundo que invadía todo mi ser.
Por alguna razón inexplicable, un sábado antes de la media
noche contemplé la mirada más sincera que alguna vez podría haber visto. Era
una niña. Sí, una niña de aproximadamente quince años que me miraba como
queriendo gritar algo a través de sus ojos. En sus manos, un libro, un libro
que veinte segundos después apareció en mis manos y ella ya no estaba. Me dio
más curiosidad saber dónde se había ido que abrir aquel “regalo”, sin embargo
al no encontrar respuesta regresé a mi
casa.
Recuerdo haberlo tomado a la mañana. En su portada se podía
leer claramente “los pasos hacia la felicidad” [100 días].
No creía en las llamadas “auto ayudas”, ni siquiera entendía
cómo un pedazo de papel podía ayudarme, pero nada me llamaba más la atención que saber de qué se trataba aquello que me
había obsequiado la niña de la noche anterior.
Página 1 “El orgullo acaba en fracaso; la honra comienza con
la humildad”
Al terminar de leer
aquel proverbio que marcó un antes y un después en mi vida, empecé a hojear las
demás páginas. Cada una de ellas tenía distintas “ordenes” hacia mí. La verdad
es que la primera vez no pensé en cumplirlas, pero después sin tener alguna
razón concreta lo hice.
A medida que pasaban los días cumplía con cada hoja. Sin
saber por qué, cada oración me incitaba a obedecerla y eso producía una
plenitud dentro de mí. Sabía que aquel libro iba a terminar y que mi vida tenía que continuar, pero nada me
entusiasmaba más que llegar hasta el final.
Al tiempo me iba dando cuenta que todo mejoraba, que al
aplicar lo que leía en mi vida todo el resto cambiaba. Ya no veía las cosas
como antes y me daba cuenta que la mirada de aquella niña se reflejaba en cada
palabra que veía.
Tanto impactó en mí que quise leer los dos últimos días a la
mañana bien temprano.
Día 99: “Sonríe hoy llora mañana”. No lo entendía hasta que
al día siguiente leí
Día 100: “Lee el día 99 todos los días”. Al saber que así
terminaba lo único que me había ayudado estos últimos meses sonreí.
El día de hoy puedo decir que no necesitaba nada más que encontrar la verdadera felicidad en esas pequeñas cosas, y que ese
pequeño libro me ayudó a amar lo que hacía todos los días sin pensar. Por él entendí
que todo pasa por algo, que lo terrenal
se va pero los momentos, recuerdos y alegrías me las había dado alguien que había
puesto sus ojos en mí ese día. Alguien allá arriba.
lunes, 5 de mayo de 2014
Semana del Libro y la Lectura
- Armar equipos de 2 ó 3 integrantes.
- Buscar imágenes (las hay muy buenas, por ejemplo en PINTEREST).
- Seleccionar textos (fragmentos narrativos o teatrales o poemas). Si se animan, escriban sus propios mensajes.
- Componer el afiche. Pueden usar una herramienta digital como GLOGSTER o GIMP.
- No olvidar citar autor de la cita, autores del afiche y su curso.
- Hacer una buena impresión.
- Traerla a la escuela para compartirla.
La presentación vence el 21 de mayo, así llegamos con más tiempo.
sábado, 3 de mayo de 2014
Boro y Byron
Asfixiada
se sintió cuando su madre le ajustó el último hilo de su vestido. Agonizante
por todas esas charlas vacías que se escuchaban en su familia en cada tertulia.
Cansada de los regaños y correcciones de su madre, que quería mantener todo en
orden, todo en su lugar, nada de guantes rotos ni vestidos manchados con barro.
“Esos no son libros para una jovencita”. “Tendrías que estar bordando en vez de
salir a caminar tanto”. Eran frases que siempre le dirigía en forma repetitiva
todos los días.
Aquella noche Boro se encontraba acostada en su cuarto leyendo, hasta que su madre irrumpió de repente:
-¿No vas salir al patio en ningún momento?- le reprochó su madre.
- Es que no encuentro el otro par de mi zapato- mintió Boro-. Esa excusa siempre servía para sacarse de encima a su mamá.
A Boro le encantaban las reuniones que se realizaban en su casa, pero prefería mirarlas desde su ventana leyendo un libro. No es que no fuera una persona sociable, sino que no disfrutaba la compañía de los invitados de sus padres; se sentía excluida de los intereses de los demás, pero esto no le molestaba para nada, sino que hasta le causaba gracia.
Su amiga bibliotecaria, la Señora Berta, siempre le decía “son personas vacías, nunca tocaron un buen libro”, refiriéndose a las familias más ricas del pueblo; también se incluían a los padres de Boro, y ella lo sabía pero no le importaba. Ella disfrutaba mucho de la compañía de Berta, siempre pasaba tardes enteras en su biblioteca, descubriendo nuevas historias y los nuevos escritores modernistas, pero últimamente su madre la atormentaba a mandados para mantenerla ocupada y que no concurriera tan seguido a lo de Berta, dado que ésta tenía fama de “revolucionaria”, término que Boro aún no entendía.
Al final de la noche, Boro cumplió con su costumbre de ver la tertulia desde su pieza, pero luego de terminar su libro, se sorprendió al ver a su padre extremadamente serio, asomado en su puerta.
-Es la última vez que te quedas acá, escondida como una lagartija, no podes pasar todo el tiempo leyendo libros, ya falta poco para mostrarte en sociedad y conocer pretendientes; humillas a toda tu familia con tu comportamiento. Si seguís así no vas a conseguir nunca un esposo digno. De ahora en más tenes prohibido no asistir a nuestras fiestas, y mañana mismo vas a empezar con tus clases de costura.- Abandonó la habitación dejando sin hablar a su hija.
Boro estaba furiosa, no entendía qué tenían de malo sus libros, y por qué tenía que asistir a las reuniones que organizaba su familia. Esa noche no pudo dormir.
A la mañana siguiente, Boro se levantó muy temprano de su cama y en silencio, procurando que todos estuvieran dormidos, se puso su abrigo y salió de su casa para dirigirse a la biblioteca de su amiga. Berta se encontraba sentada con sus grandes anteojos puestos, leyendo un libro amarillento y gordo; Boro le contó sobre la tertulia y los regaños de su padre, y como siempre su amiga la consolaba con un libro nuevo.
Pasaron un par de años desde la tertulia de aquella noche, y desde entonces Boro asistía a sus clases de costura, pero siempre encontraba la forma de escaparse e irse a la biblioteca de Berta.
Con el paso del tiempo se convirtió en una joven hermosa, madura y muy inteligente; tenía varias propuestas de matrimonio, las cuales su madre deseaba por las grandes riquezas de los pretendientes, pero Boro las rechazaba sutilmente explicándole a ella que podía conseguir mejores candidatos, pero la realidad era que a Boro no le interesaban esos hombres, le parecían poco instruidos, superficiales y en algunos casos ignorantes.
Un día Boro, se encontraba en la biblioteca, sumamente concentrada en un libro de Erasmus Darwin, cuando escuchó la voz de un joven preguntando:
“Buenos días, lamento interrumpirla en plena lectura, yo soy un gran admirador de las teorías que sostenía Darwin. ¿Se encuentra Berta? ”
“No, se fue a comprar hilo, ¿qué necesita?”
“La estaba buscando porque le quería consultar acerca de un libro de Goethe”
“Yo conozco esta biblioteca de memoria, te puedo ayudar. Me llamo Boro”
“Encantado, me llamo Byron” Y así se conocieron el resto de la tarde, que luego se hicieron rutinarias, leyendo libros enteros y debatiendo sobre ideas que para ella estaban prohibidas en su casa.
Boro admiraba, escuchaba y amaba tanto a Byron que éste la convenció para escaparse con él a Suiza por el resto del verano junto con otros amigos, y ella aceptó sin miedo de las consecuencias que podría tener con sus padres.
Aquel verano en Suiza fue húmedo y desagradable, la lluvia incesante los obligó a encerrarse varios días en la casa. Pero Boro disfrutó mucho de esas largas conversaciones que surgían a la noche, sobre todo aquellas charlas sobre la teoría de Darwin, que sostenían que existía la posibilidad de darle vida a un cadáver o a distintas partes del cuerpo; esto llevó a Byron a sugerir que cada uno de los presentes escribiera su propia historia de miedo.
Boro se empeñó en pensar no solo en una historia que diera miedo, sino en una historia que hablase sobre los misteriosos temores de la naturaleza y que despertase el más intenso de los terrores, una historia que creara en el lector miedo a mirar a su alrededor, miedo a que sus respiros se escuchasen muy alto, que helase la sangre y acelerase los latidos del corazón; si su historia no cumplía con dichos objetivos, no merecía llamarse “historia de miedo”.
Las noches siguientes sus compañeros le preguntaban “¿Ya pensaste en algo?” y Boro respondía con un “no” mortificante.
Después de otra noche de conversaciones largas sobre los misterios de la naturaleza, al apoyar su cabeza en la almohada Boro tuvo un sueño, y automáticamente se le vinieron a la mente las imágenes de su futura historia, de sus sombríos personajes, y del espantoso monstruo creado por manos humanas, y vuelto de la muerte. A la mañana siguiente Boro anunció que ya tenía una idea para su obra, y junto con Byron escribieron la novela “Frankenstein”.
Al terminar el verano Boro sentía preocupación de qué seguiría después de aquel verano en Suiza, a dónde iría, cómo viviría, cómo se encontraría Berta; ahora su miedo no eran historias de terror, sino el reencuentro con su familia. Byron le suplicó que no pensara en eso, le contó que tenía en mente un gran futuro para ellos.
Le propuso subirse al velero que su amigo le regaló y dedicarse a escribir poemas y a navegar para siempre. Y Boro aceptó.
Juliana Gianechini
Inspirado en la biografía de Mary Wollstonecraft Godwin,(Mary Shelley).
Aquella noche Boro se encontraba acostada en su cuarto leyendo, hasta que su madre irrumpió de repente:
-¿No vas salir al patio en ningún momento?- le reprochó su madre.
- Es que no encuentro el otro par de mi zapato- mintió Boro-. Esa excusa siempre servía para sacarse de encima a su mamá.
A Boro le encantaban las reuniones que se realizaban en su casa, pero prefería mirarlas desde su ventana leyendo un libro. No es que no fuera una persona sociable, sino que no disfrutaba la compañía de los invitados de sus padres; se sentía excluida de los intereses de los demás, pero esto no le molestaba para nada, sino que hasta le causaba gracia.
Su amiga bibliotecaria, la Señora Berta, siempre le decía “son personas vacías, nunca tocaron un buen libro”, refiriéndose a las familias más ricas del pueblo; también se incluían a los padres de Boro, y ella lo sabía pero no le importaba. Ella disfrutaba mucho de la compañía de Berta, siempre pasaba tardes enteras en su biblioteca, descubriendo nuevas historias y los nuevos escritores modernistas, pero últimamente su madre la atormentaba a mandados para mantenerla ocupada y que no concurriera tan seguido a lo de Berta, dado que ésta tenía fama de “revolucionaria”, término que Boro aún no entendía.
Al final de la noche, Boro cumplió con su costumbre de ver la tertulia desde su pieza, pero luego de terminar su libro, se sorprendió al ver a su padre extremadamente serio, asomado en su puerta.
-Es la última vez que te quedas acá, escondida como una lagartija, no podes pasar todo el tiempo leyendo libros, ya falta poco para mostrarte en sociedad y conocer pretendientes; humillas a toda tu familia con tu comportamiento. Si seguís así no vas a conseguir nunca un esposo digno. De ahora en más tenes prohibido no asistir a nuestras fiestas, y mañana mismo vas a empezar con tus clases de costura.- Abandonó la habitación dejando sin hablar a su hija.
Boro estaba furiosa, no entendía qué tenían de malo sus libros, y por qué tenía que asistir a las reuniones que organizaba su familia. Esa noche no pudo dormir.
A la mañana siguiente, Boro se levantó muy temprano de su cama y en silencio, procurando que todos estuvieran dormidos, se puso su abrigo y salió de su casa para dirigirse a la biblioteca de su amiga. Berta se encontraba sentada con sus grandes anteojos puestos, leyendo un libro amarillento y gordo; Boro le contó sobre la tertulia y los regaños de su padre, y como siempre su amiga la consolaba con un libro nuevo.
Pasaron un par de años desde la tertulia de aquella noche, y desde entonces Boro asistía a sus clases de costura, pero siempre encontraba la forma de escaparse e irse a la biblioteca de Berta.
Con el paso del tiempo se convirtió en una joven hermosa, madura y muy inteligente; tenía varias propuestas de matrimonio, las cuales su madre deseaba por las grandes riquezas de los pretendientes, pero Boro las rechazaba sutilmente explicándole a ella que podía conseguir mejores candidatos, pero la realidad era que a Boro no le interesaban esos hombres, le parecían poco instruidos, superficiales y en algunos casos ignorantes.
Un día Boro, se encontraba en la biblioteca, sumamente concentrada en un libro de Erasmus Darwin, cuando escuchó la voz de un joven preguntando:
“Buenos días, lamento interrumpirla en plena lectura, yo soy un gran admirador de las teorías que sostenía Darwin. ¿Se encuentra Berta? ”
“No, se fue a comprar hilo, ¿qué necesita?”
“La estaba buscando porque le quería consultar acerca de un libro de Goethe”
“Yo conozco esta biblioteca de memoria, te puedo ayudar. Me llamo Boro”
“Encantado, me llamo Byron” Y así se conocieron el resto de la tarde, que luego se hicieron rutinarias, leyendo libros enteros y debatiendo sobre ideas que para ella estaban prohibidas en su casa.
Boro admiraba, escuchaba y amaba tanto a Byron que éste la convenció para escaparse con él a Suiza por el resto del verano junto con otros amigos, y ella aceptó sin miedo de las consecuencias que podría tener con sus padres.
Aquel verano en Suiza fue húmedo y desagradable, la lluvia incesante los obligó a encerrarse varios días en la casa. Pero Boro disfrutó mucho de esas largas conversaciones que surgían a la noche, sobre todo aquellas charlas sobre la teoría de Darwin, que sostenían que existía la posibilidad de darle vida a un cadáver o a distintas partes del cuerpo; esto llevó a Byron a sugerir que cada uno de los presentes escribiera su propia historia de miedo.
Boro se empeñó en pensar no solo en una historia que diera miedo, sino en una historia que hablase sobre los misteriosos temores de la naturaleza y que despertase el más intenso de los terrores, una historia que creara en el lector miedo a mirar a su alrededor, miedo a que sus respiros se escuchasen muy alto, que helase la sangre y acelerase los latidos del corazón; si su historia no cumplía con dichos objetivos, no merecía llamarse “historia de miedo”.
Las noches siguientes sus compañeros le preguntaban “¿Ya pensaste en algo?” y Boro respondía con un “no” mortificante.
Después de otra noche de conversaciones largas sobre los misterios de la naturaleza, al apoyar su cabeza en la almohada Boro tuvo un sueño, y automáticamente se le vinieron a la mente las imágenes de su futura historia, de sus sombríos personajes, y del espantoso monstruo creado por manos humanas, y vuelto de la muerte. A la mañana siguiente Boro anunció que ya tenía una idea para su obra, y junto con Byron escribieron la novela “Frankenstein”.
Al terminar el verano Boro sentía preocupación de qué seguiría después de aquel verano en Suiza, a dónde iría, cómo viviría, cómo se encontraría Berta; ahora su miedo no eran historias de terror, sino el reencuentro con su familia. Byron le suplicó que no pensara en eso, le contó que tenía en mente un gran futuro para ellos.
Le propuso subirse al velero que su amigo le regaló y dedicarse a escribir poemas y a navegar para siempre. Y Boro aceptó.
Juliana Gianechini
Inspirado en la biografía de Mary Wollstonecraft Godwin,(Mary Shelley).
viernes, 2 de mayo de 2014
El comienzo (Sol Renzo)
Era invierno, hace días había sido mi cumpleaños y mis papás me habían obsequiado un libro por ello. Era la primera vez que leía. Nunca se me hubiese ocurrido hacerlo, pero no me arrepiento por nada haberlo hecho.
Era la tarde cuando decidí comenzar la lectura. Desde el principio me enganché como si el libro fuera parte de mí. Más lo leía, más me gustaba. No había un momento libre que no me acostaba a seguir leyendo con una caliente taza de café y mi mantita que me acompañaba desde chiquita.
Era mi escapada de todo, como si por unas horas tuviese la posibilidad de estar en otro mundo siendo otra persona completamente diferente, sin que nadie me moleste. Se sentía tan bien, ahí era única y especial, era alguien, pero eso no duraba mucho, tenía que volver a mi realidad. Cada vez eran más la horas que me encerraba en mi cuarto para salir y alejarme de todo como si mi al rededor fuera la nada misma. Era el único momento donde me sentía así. Nunca en mis cortos años de vida me había pasado. Podría estar todo mi vida leyendo y no me molestaría en absoluto. Fue ahí cuando me dí cuenta mi pasión por ello, era una satisfacción inexplicable que probablemente la gente no entendería, o eso pensaba.
Una mañana como cualquier otra, Marina y yo nos encontrábamos en el colegio como todas las semanas. Pero este día fue diferente, Marina estaba diferente, estaba más contenta que nunca, mucho más liberal, más comunicativa, ella siempre había sido una chica introvertida pero parece que hoy eso había cambiado. Estaba feliz por ella pero quería saber por qué.
La jornada de colegio había terminado y nosotras nos tomábamos el mismo colectivo. Estábamos camino a la parada cuando le estaba por preguntar si había conocido a alguien, o cual era la razón por la cuál se estaba comportando así, pero en eso abrió su mochila en busca de la SUBE, ahí descubrí la razón por la que estaba así. Era un libro. No hizo falta decir nada. Lo había entendido todo
Era la tarde cuando decidí comenzar la lectura. Desde el principio me enganché como si el libro fuera parte de mí. Más lo leía, más me gustaba. No había un momento libre que no me acostaba a seguir leyendo con una caliente taza de café y mi mantita que me acompañaba desde chiquita.
Era mi escapada de todo, como si por unas horas tuviese la posibilidad de estar en otro mundo siendo otra persona completamente diferente, sin que nadie me moleste. Se sentía tan bien, ahí era única y especial, era alguien, pero eso no duraba mucho, tenía que volver a mi realidad. Cada vez eran más la horas que me encerraba en mi cuarto para salir y alejarme de todo como si mi al rededor fuera la nada misma. Era el único momento donde me sentía así. Nunca en mis cortos años de vida me había pasado. Podría estar todo mi vida leyendo y no me molestaría en absoluto. Fue ahí cuando me dí cuenta mi pasión por ello, era una satisfacción inexplicable que probablemente la gente no entendería, o eso pensaba.
Una mañana como cualquier otra, Marina y yo nos encontrábamos en el colegio como todas las semanas. Pero este día fue diferente, Marina estaba diferente, estaba más contenta que nunca, mucho más liberal, más comunicativa, ella siempre había sido una chica introvertida pero parece que hoy eso había cambiado. Estaba feliz por ella pero quería saber por qué.
La jornada de colegio había terminado y nosotras nos tomábamos el mismo colectivo. Estábamos camino a la parada cuando le estaba por preguntar si había conocido a alguien, o cual era la razón por la cuál se estaba comportando así, pero en eso abrió su mochila en busca de la SUBE, ahí descubrí la razón por la que estaba así. Era un libro. No hizo falta decir nada. Lo había entendido todo
Para siempre.
Para siempre:
Llovia, recuerdo ese
dia como si fuera ayer, estaba aburrido y en ese tiempo no habia
internet ni esas cosas que ustedes ven ahora, solo algunos canales de
televisión.
Recuerdo que estaba
solo, era hijo único y decidi ir a la blibioteca del pueblo a leer algo
entretenido.Recuerdo que sali y llovia tan fuerte que llegue al lugar empapado.
Era obvio que no me iban a dejar entrar asi mojado entonces decidi hacer otra
cosa, ya que estaba muy aburrido. Me fui al bar de la esquina, ahora creo que hay
solo una casa comun, y me sente ahi en la ventana, cuando de pronto veo pasar a
una hermosa mujer, (yo en ese entonces tenia 17 y mis padres querian que este
con alguien para asegurar un buen futuro, pero no encontraba la indicada) esa
chica era especial, risos rubios, ojos celestes, una cara angelical, paso
delante de la ventana con un par de libros en la mano y el paraguas que la
tapaba para que no se moje. De pronto ese paraguas se vuela y ella queda sola
en la calle. Decidi ir corriendo a buscarla. Era lo menos que podia hacer por
una bella mujer. Recuerdo que el paraguas volo con tanta fuerza que quedo
atorado en el arbol que todavia esta en la plaza de la vuelta, ese arbol tan
grande y alto, era casi imposible que se pueda bajarlo. Para un chico de 17
años con todas las energias como yo,nada iba a pararlo, excepto el viento que hizo
que me caiga a la tierra. De pronto vi como sus ojos me miraban y me
acariciaba; solo escuchaba que me preguntaba si estaba bien, recuerdo que ella
me dijo despues que lo unico que hacia era sonreir, pero era obvio; esos ojos
eran perfectos. Me dijo que la acompañe a su casa que solo vivia a 3 cuadras de
ahi, asi podria curarme las heridas. En el camino hablamos: se llamaba Maria, y
tenia la misma edad que yo. Llegamos a su casa y curo los raspones con una gasa
y un poco de agua oxigenada.
Recuerdo que habia
parado la lluvia, asi que la invite al parque. Estuvimos caminando juntos y no
podia parar de ver sus ojos, recuerdo que ella sonreia incomodamente y me dijo
que era nueva en el barrio, que sus padres se mudaron aqui hace poco por
cuestiones de trabajo. Decidi mostrarle todo el barrio. Caminamos un largo
rato. Despues de eso le pregunte cuales eran esos libros que llevaba en la
mano, y me conto que amaba leer, en especial novelas de amor, solo leia eso, y
hablamos de muchos libros, yo les dije que los que mas amaba eran los de
aventura.
Al otro dia, nos
vimos de vuelta en la puerta de la biblioteca, pero no decidimos entrar, si no
que nos fuimos al bar de la esquina. Ya era de noche, y hacia frio, por lo que
decidi darle mi saco. Nos sentamos, y pedi algo para tomar. De pronto veo que
se le cae un papel, lo levanto por ella, y veo que había algo escrito con
lapiz, con tachaduras, borrones, manchas, etc. Me cuenta que estaba escribiendo
una historia, que contaba muchas cosas que le iban pasando en la vida, y
justamente ese papel hablaba del chico nuevo que salvo su paraguas un dia de
lluvia. Le propuse escribirla juntos, y acepto con una sonrisa.
Asi fue como todos
los dias nos juntamos en el arbol del parque a escribir juntos, cada dia un
parrafo nuevo; un parrafo sobre cuando nos conocimos, otro sobre nuestra primer
cita, otro sobre nuestro primer beso, y asi todos los dias un poco y un poco
mas, hasta que nos pusimos de novios y decidimos dedicarle un capitulo entero a
eso, un dia escribia ella, un dia yo, y asi, hasta que un dia nacio Omar.
Nuestro hijo. Recuerdo que ese dia tambien llovia mucho. Ya habian pasado 7
años de que nos conocíamos. Ese capitulo es uno de mis favoritos.
Escribiamos sobre todo, todo juntos, la llegada de los
nietos, un dia recuerdo que Lisa, nuestra gata, agarro la ultima hoja y decidio
jugar con ella y sus uñas. Maria lloraba porque era su pagina favorita, hablaba
de la llegada de Sofia, la mas pequeñita. Un dia, volviendo del medico, hace 3
años, Maria me hizo prometerle que seguiria el libro por ella, yo estaba
devastado, y dedici escribirle dentro del libro una carta, "Querida Maria:
uso este parrafo para decirte que este libro es testigo de toda nuestra vida,
que pasamos muchisimas cosas y se que van a seguir pasando. Que cada recuerdo,
cada momento especial, esta escrito por nosotros y eso no lo cambia nada ni
nadie. Te amo muchisimo, Omar". Ese dia Maria se fue, y no volvi a
escribir en el libro, excepto por hoy, que decido contar todo esto en el ultimo
capitulo para que sepan el por que de este libro, el por que de nuestra
historia, este libro que realmente no sabia como llamarlo, voy a tenerlo siempre
conmigo, hasta que sea el dia de partir, luego se iran con mis cenizas y Maria
y yo estaremos de testigos unicos de esto, mis hijos leyeron este libro, ahora
les toca a mis nietos, y quiero que sepan que su abuela escribio esto para
ustedes, porque el dia que nos casamos, me dijo que el libro solo iba a
escribirlo, con la persona que veia un futuro unico, y por eso es que decidi
llamar al libro, Maria.-Alanis Borrego
Para siempre:(reescrito)
Llovia, recuerdo ese
dia como si fuera ayer, estaba aburrido y en ese tiempo no habia
internet ni esas cosas que ustedes ven ahora, solo algunos canales de
televisión en blanco y negro.
Recuerdo que estaba
solo, ya que era hijo único y decidi ir a la blibioteca del pueblo a leer algo
entretenido.
Al salir llovia tan fuerte que llegue al lugar empapado. Era obvio que no me iban a dejar entrar asi mojado, por lo decidi hacer otra cosa, ya que estaba muy aburrido: fui al bar de la esquina, (ahora creo que hay solo una casa comun) y me sente en la ventana, cuando de pronto veo pasar a una hermosa mujer (yo en ese entonces tenia 17 y mis padres querian que esté con alguien para asegurarme un buen futuro, pero no encontraba a la indicada). Esa chica era especial: risos rubios, ojos celestes, una cara angelical. Pasó delante de la ventana con algunos libros en la mano y un paraguas que la protegia de la lluvia. De pronto, ese paraguas se vuela y ella queda sola en la calle, mojándoce, por lo que decidí ir corriendo a buscarla. Era lo menos que podia hacer por esa bella mujer. Recuerdo que el paraguas voló con tanta fuerza que quedo atorado en el árbol que todavia está en la plaza de la vuelta. Ese árbol tan grande y alto, que era casi imposible que pueda bajarlo. Pero a un chico de 17 años con todas las energías como yo, nada iba a pararlo, excepto el viento que hizo que me caiga a la tierra. y me golpee tan fuerte, que quede casi inconsciente.
De pronto vi como sus ojos me miraban y su suave mano me acariciaba; solo escuchaba que me preguntaba si estaba bien, recuerdo que ella me dijo después, que lo único que hacia era sonreir. Pero era obvio: esos ojos eran perfectos. Me dijo que la acompañe a su casa. Que solo vivía a 3 cuadras de allí, así podría curarme las heridas.
En el camino hablamos: se llamaba María, y tenia la misma edad que yo. Llegamos a su casa y curó los raspones con una gasa y un poco de agua oxigenada.
Al salir llovia tan fuerte que llegue al lugar empapado. Era obvio que no me iban a dejar entrar asi mojado, por lo decidi hacer otra cosa, ya que estaba muy aburrido: fui al bar de la esquina, (ahora creo que hay solo una casa comun) y me sente en la ventana, cuando de pronto veo pasar a una hermosa mujer (yo en ese entonces tenia 17 y mis padres querian que esté con alguien para asegurarme un buen futuro, pero no encontraba a la indicada). Esa chica era especial: risos rubios, ojos celestes, una cara angelical. Pasó delante de la ventana con algunos libros en la mano y un paraguas que la protegia de la lluvia. De pronto, ese paraguas se vuela y ella queda sola en la calle, mojándoce, por lo que decidí ir corriendo a buscarla. Era lo menos que podia hacer por esa bella mujer. Recuerdo que el paraguas voló con tanta fuerza que quedo atorado en el árbol que todavia está en la plaza de la vuelta. Ese árbol tan grande y alto, que era casi imposible que pueda bajarlo. Pero a un chico de 17 años con todas las energías como yo, nada iba a pararlo, excepto el viento que hizo que me caiga a la tierra. y me golpee tan fuerte, que quede casi inconsciente.
De pronto vi como sus ojos me miraban y su suave mano me acariciaba; solo escuchaba que me preguntaba si estaba bien, recuerdo que ella me dijo después, que lo único que hacia era sonreir. Pero era obvio: esos ojos eran perfectos. Me dijo que la acompañe a su casa. Que solo vivía a 3 cuadras de allí, así podría curarme las heridas.
En el camino hablamos: se llamaba María, y tenia la misma edad que yo. Llegamos a su casa y curó los raspones con una gasa y un poco de agua oxigenada.
Recuerdo que la lluvia había parado, asi que la invite al parque. Estuvimos caminando juntos y yo no
podia parar de ver sus ojos y su sonrisa incómoda, pero angelical.
Me dijo que era nueva en el barrio.Que se mudo aquí con sus padres hace poco, por cuestiones de trabajo. Decidí hacerle un tour por el barrio. Caminamos un largo rato. Después de eso, le pregunte cuáles eran esos libros que llevaba en la mano, y me contó que amaba leer. En especial novelas de amor (solo leía eso), y hablamos de muchos libros; yo le dije que los que mas amaba eran los de aventura.
Me dijo que era nueva en el barrio.Que se mudo aquí con sus padres hace poco, por cuestiones de trabajo. Decidí hacerle un tour por el barrio. Caminamos un largo rato. Después de eso, le pregunte cuáles eran esos libros que llevaba en la mano, y me contó que amaba leer. En especial novelas de amor (solo leía eso), y hablamos de muchos libros; yo le dije que los que mas amaba eran los de aventura.
Al otro día, nos
vimos de vuelta en la puerta de la biblioteca, pero decidimos no entrar, si no
que fuimos a un bar muy conocido en mi barrio. Ya era de noche, y hacía frío, por lo que
decidí darle mi saco. Nos sentamos, y pedí algo para tomar. De pronto veo que
se le cae un papel. Lo levanto por ella, y veo que había algo escrito con
lápiz, con tachaduras, borrones, manchas, etc. Le pregunté qué era, y me dijo que estaba escribiendo
una historia, que contaba muchas de las cosas que le iban pasando en la vida y,
justamente, ese papel hablaba del chico nuevo que salvó su paraguas un día de
lluvia. Le propuse escribirla juntos, y aceptó con una sonrisa.
Así fue como todos
los dias nos juntamos en aquel árbol del parque a escribir juntos, cada día, un
parrafo nuevo; un parrafo sobre cuando nos conocimos, otro sobre nuestra primer
cita, otro sobre nuestro primer beso, y así todos los días, un poco y un poco
más, hasta que nos pusimos de novios y decidimos dedicarle un capítulo entero a
ese hecho tan importante para nuestras vidas.
Un dia escribía ella, un día yo, y así, hasta que un día nacio Omar. Nuestro primer hijo. Recuerdo que ese día también llovía mucho. Ya habían pasado 7 años de que nos conocíamos. Ese capítulo es uno de mis favoritos.
Escribíamos sobre todo lo que nos pasaba, siempre juntos: la llegada de los
nietos, un día en el que Lisa, nuestra gata, agarró la última hoja hasta ese momento, y decidió
jugar con ella, aprovechando que tenía sus uñas bastante largas. María lloraba, ya que era su página favorita: hablaba
de la llegada de Sofia, la más pequeñita. Un dia escribía ella, un día yo, y así, hasta que un día nacio Omar. Nuestro primer hijo. Recuerdo que ese día también llovía mucho. Ya habían pasado 7 años de que nos conocíamos. Ese capítulo es uno de mis favoritos.
Un dia, volviendo del hospital, hace 3 años, María me hizo prometerle que seguiría el libro por ella. Yo estaba devastado, ya que a mi amada, le habían diagnosticado una enfermedad terminal. Dedicí escribirle dentro del libro una carta: "Querida María: uso este párrafo para decirte que este libro es testigo de toda nuestra vida, que pasamos muchísimas cosas y que sé que van a seguir pasando. Que cada recuerdo, cada momento especial, está no solo en nuestra memoria. Sino también escrito aquí, por nosotros. Y eso no lo cambia nada, ni nadie. Te amo muchísimo, Javier".
Ese mismo día María se fue, y no volví a escribir en el libro, hasta hoy, que decido contar todo esto en el ultimo capitulo para que sepan el por qué de este libro, el por qué de nuestra historia. Este libro, al que decidí llamarlo Para siempre, voy a tenerlo siempre conmigo, hasta que se acerque el día de partir. En ese momento se lo daré a mis hijos para que lo continúen contando su historia, y dejaré el encargo de que sea pasado generación tras generación.
Agustina Alvarez
Angela
Scowitzch
Erase una vez una niña llamada Angela Scowitzch, hija de
Aron Scowitzch y Anna Isco. Angela era hija única y vivía con sus dos padres en
el año 1941 en el sur de Polonia, en la ciudad de Breslavia. Su padre era un
importante empresario, reconocido entre los pobladores de esa ciudad y, ya que
en ese entonces se encontraba muy bien económicamente, estaba ascendiendo cada
vez más en su trabajo. Su madre, Anna,
trabajaba en su propia casa tejiendo y haciendo ropas para luego venderlas.
Formaba parte de la comisión de los vecinos del barrio donde los Scowitzch
vivían y era allí en donde lograba vender y publicitar su negocio y sus ropas.
A angela le llamaba mucho la atención el trabajo de su
madre y cada vez que se sentaba a tejer con ella Anna le decía: -Angela tienes
que aprender muy bien el trabajo de tu madre porque aquí encontraras tu futuro
y será exitoso. Estoy segura-. “Aquí encontraras tu futuro”… Esta frase a
Angela le producía un poco de satisfacción pero no lograba entender todavía
cómo iba a encontrar su futuro en eso. Ella pensaba en otra cosa; otra cosa que
iba más allá de elaboración de diferentes ropas, que si bien le gustaba mucho y
admiraba el gran talento de su madre. Cada vez que Angela volvía de la escuela,
se detenía en una esquina, donde se encontraba una inmensa catedral y desde
afuera ella escuchaba las grandes voces del coro que cantaban melodiosamente.
Al escuchar esas maravillosas melodías a Angela se le producían millones de
emociones dentro de su cabeza y era para ella imposible describir como se
sentía. Realmente le gustaba. Cada día se convencía más de que eso era lo que
ella quería lograr. Pero le resultaba difícil, gracias a la influencia de sus
padres, imaginarse a ella misma cantando en un coro. Más allá de su religión y
la crisis que estaban viviendo en esos años, sus padres jamás la apoyarían.
Jamás. Y con este pensamiento ella volvía a su casa, vencida. Pero nada lograba
quitarle esa emoción que le transmitía escuchar esa música.
Un día, vinieron a visitar a su casa familiares de parte
de la mamá, por lo que se preparó una rica cena y a la hora de comer estaban
todos en la mesa. Hablaron por horas, anécdotas por acá, anécdotas por allá… En
un momento se acercó la tía de Angela a preguntarle si le gustaba leer algún
libro en particular. Ella sin el máximo interés le respondió que ninguno
lograba captar su atención ni tampoco era compañera de la lectura y al instante
su tía Daniela le dio un libro y le aseguró que luego de leerlo su vida
cambiaría completamente. Angela
sorprendida por las palabras de su tía pero sin demostrar ningún interés lo
aceptó y lo guardó debajo de su almohada para hojearlo en la noche. Eso hizo
luego de unas semanas, cuando recordó que lo había dejado a mano. Comenzó a
leerlo cuando en un momento se encontró ya en la página 10. Dentro de ella no
entendía muy bien como había llegado tan lejos siendo que a ella no le llamaba
la atención ningún libro. Pero este era especial. Muy diferente. El personaje
principal estaba muy cerca de lograr uno de sus máximos sueños. Andrea deseaba
estudiar, prepararse e ir contra la corriente para llegar a realizar su máximo
sueño. De a poco se fue sintiendo la cercanía del personaje con Angela que, aún
sorprendida de el avance que tuvo en el libro, lograba conectarse e
identificarse ya que ella encontraba en el libro escritos todos sus
pensamientos acerca de cómo veía la vida, sus sueños, sus deseos.
Pasaron varios años y Angela se encontraba en el último
año de la secundaria. Era la misma de siempre, con el mismo destino de siempre,
los mismos sueños y deseos de siempre. No lograron salir más que del libro en
forma de palabras. Por esa misma razón Angela cada vez que podía se pasaba una
recorrida por su mundo paralelo para poder sentir que se encontraba haciendo lo
que a ella verdaderamente le gustaba. Andrea había terminado sus estudios
académicos luego de muchos años y había viajado a New York, Estados Unidos para
hacer lo que más amaba. La música
Al comenzar a leer este capítulo la vida de Angela
cambiaría para siempre. Es verdad que ya lo había hecho; pero esta vez sería de
una forma radical y muy interesante. Ella esperaba poder hacer lo que Andrea
había logrado pero sabía que era casi imposible. Lo único que pudo lograr fue hacer
un viaje a Norteamérica, al mismo tiempo que Andrea lo hizo y lo primero que
hizo Angela al subirse al avión fue sacar el único libro que años atrás había
comenzado a leer y fue su compañía durante años. Era el lugar en donde veía
realizado sus sueños. Este libro muy poco común se llamaba “La búsqueda” y contenía
un número importante de página llenas de letras y palabras que quizás para
cualquier otra persona hubiera sido aburrido y poco lógico, pero para Angela
significaba un poquito de esperanza.
Andrea llevaba ya
meses en New York y había conocido a personajes importantes del ambiente
artístico. Ella nunca imaginó eso ya que al llegar a New York solo tenía en su
mente sueños que se veían tan lejanos a su vida real, pero que la llenaban de
felicidad. Había ido en busca de lograr uno de sus sueños pero jamás imaginó
llegar hasta Washington, el mejor escenario, mucha gente y entre ellas el
personaje más importante: el Presidente de los Estados Unidos de América.
El avión aterrizaba en 10 minutos y Angela, muy contenta
por el logro de Andrea, sintió dentro suyo un orgullo, una emoción y tantas
cosas que despertó en ella muchos sentidos. ¿Será que verdaderamente podría
encontrar su sueño allí? Comenzó a sentirse desorientada y empezó a
cuestionarse muchas cosas. Se bajó del avión, agarro sus maletas llenas de
cosas que ella sintió tan innecesarias. Sin encontrar más espacio en su cabeza
para más preguntas ni respuestas para alguna de ellas salió a la vereda del
aeropuerto de la ciudad New York, levantó su brazo para llamar al taxi, se detuvo
y ella subió. El taxi pregunta -¿a dónde la llevo señorita?- y Angela no supo
responder.
Angela
Scowitzch (2do)
Erase una vez una niña llamada Angela Scowitzch, hija de
Aron Scowitzch y Anna Isco. Angela era hija única y vivía con sus dos padres en
el sur de Polonia, en la ciudad de Breslavia. Su padre era un importante
empresario, reconocido entre los pobladores de esa ciudad y, ya que en ese
entonces se encontraba muy bien económicamente, estaba ascendiendo cada vez más
en su trabajo. Su madre, Anna, trabajaba
en su propia casa tejiendo y haciendo ropas para luego venderlas. Formaba parte
de la comisión de los vecinos del barrio donde los Scowitzch vivían y era allí
en donde lograba vender y publicitar su negocio y sus ropas.
A angela le llamaba mucho la atención el trabajo de su
madre y cada vez que se sentaba a tejer con ella Anna le decía: -Angela tienes
que aprender muy bien el trabajo de tu madre porque aquí encontraras tu futuro
y será exitoso. Estoy segura-. “Aquí encontraras tu futuro”… Esta frase a
Angela le producía un poco de satisfacción pero no lograba entender todavía
cómo iba a encontrar su futuro en eso. Ella pensaba en otra cosa; otra cosa que
iba más allá de elaboración de diferentes ropas, que si bien le gustaba mucho y
admiraba el gran talento de su madre. Cada vez que Angela volvía de la escuela,
se detenía en una esquina, donde se encontraba una inmensa catedral y desde
afuera ella escuchaba las grandes voces del coro que cantaban melodiosamente.
Al escuchar esas maravillosas melodías a Angela se le producían millones de
emociones dentro de su cabeza y era para ella imposible describir como se
sentía. Realmente le gustaba. Cada día se convencía más de que eso era lo que
ella quería lograr. Pero le resultaba difícil, gracias a la influencia de sus
padres, imaginarse a ella misma cantando en un coro. Sus padres jamás la apoyarían.
Jamás. Y con este pensamiento ella volvía a su casa, vencida. Pero nada lograba
quitarle esa emoción que le transmitía escuchar esa música.
Un día, vinieron a visitar a su casa familiares de parte
de la mamá, por lo que se preparó una rica cena y a la hora de comer estaban
todos en la mesa. Hablaron por horas, anécdotas por acá, anécdotas por allá… En
un momento se acercó la tía de Angela a preguntarle si le gustaba leer algún
libro en particular. Ella sin el máximo interés le respondió que ninguno lograba
captar su atención ni tampoco era compañera de la lectura y al instante su tía
Daniela le dio un libro y le aseguró que luego de leerlo su vida cambiaría
completamente. Angela sorprendida por
las palabras de su tía pero sin demostrar ningún interés lo aceptó y lo guardó
debajo de su almohada para hojearlo en la noche. Eso hizo luego de que sus tíos
se fueron contentos de pasar una noche en familia. Como no tenía nada que
perder comenzó a hojearlo. De a poco la historia la fue atrapando. No solo porque
estaba muy bien redactada y su autor era reconocido dentro del ámbito
artístico, lo que hizo que Angela decidiera leerlo. Pasaban los minutos y las
horas hasta que en un momento se
encontró ya en la página 10, en una hora por la página 50, en dos en la 150
hasta que se hicieron las 5 de la madrugada.
Dentro de ella no entendía muy bien como había llegado
tan lejos siendo que a ella no le llamaba la atención ningún libro. Pero este
era especial y muy diferente a los demás. Angela comenzaba a sentir cierta
identificación con la historia, en especial con Andrea.
El personaje principal estaba muy cerca de lograr uno de
sus máximos sueños en un contexto que no le daba muchas posibilidades de poder
descubrir el mundo real. Andrea deseaba estudiar, prepararse e ir contra la
corriente para llegar a realizar su máximo sueño, pero se hacía muy difícil ya
que su país se encontraba en crisis y pleitos con otros países y todo lo que
contrae esa situación. Angela sentía pena por ella, como si fuera una de sus
mejores amigas quien le contaba sus sentimientos acerca de su familia, sus
sueños y, como evitar, el contexto en donde se encontraba. De a poco se fue
sintiendo mucho mas la cercanía del personaje con Angela que, aún sorprendida del
avance que tuvo en el libro, lograba conectarse e identificarse ya que ella
encontraba en el libro escrito todos sus pensamientos acerca de cómo veía la
vida, sus sueños, sus deseos. Algunos días no lograba comer por el nudo que le
producía en el estómago la tristeza que tenía Andrea cuando contaba cada uno de
los días que vivía y como veía cada vez que todo estaba perdido.
Angela acompañaba su lectura, algunas veces, con un poco
de música que la relajaba aún más y le generaba mas placer leer y a su vez
escuchar.
Llegó al último capítulo y mientras comenzaba a escuchar
a su amiga Andrea, en su radio sonaba la canción tan conocida hoy en día del
inolvidable Jonh Lennon. Al comenzar a leer este capítulo la vida de Angela
cambiaría para siempre. Es verdad que ya lo había hecho; pero esta vez sería de
una forma radical y muy interesante.
Andrea, luego de muchos años, logró viajar a New York,
gracias a la ayuda y apoyo de sus padres para comenzar a estudiar lo que ella
tanto amaba: La música. A medida que pasaba el tiempo conocía a personajes
importantes del ambiente artístico. Ella nunca imaginó eso ya que al llegar a
New York solo tenía en su mente sueños que se veían tan lejanos a su vida real,
pero que la llenaban de felicidad. Había ido en busca de lograr uno de sus
sueños pero jamás imaginó llegar hasta allí, donde nacieron los estilo y
artistas que, años atrás, Andrea solo escuchaba en su radio y algunos discos
que había podido conseguir.
Finales de ese año los padres de Angela la enviaron a New
York, la misma ciudad que había cambiado la vida de su amiga, para terminar sus
estudios en otro instituto dejando atrás a sus amigos de secundaria, vecinos
para convivir con una hermana de su madre que ni ella conocía. En su bolso de mano llevaba su libro, un par
de discos, en especial el más famoso de The Beatles, el grupo musical que ella
mas admiraba para escucharlo en el viaje
El avión aterrizaba en 10 minutos y Angela, recordando lo
que Andrea había logrado, sintió dentro suyo un orgullo, una emoción y tantas
cosas que despertó en ella muchos sentidos. ¿Será que verdaderamente podría
encontrar su sueño allí? Comenzó a sentirse desorientada y empezó a
cuestionarse muchas cosas. Se bajó del avión, agarro sus maletas llenas de
cosas que ella sintió innecesarias.¿Se´ra
esta la oportunidad de hacer lo que ella verdaderamente amaba? Sin encontrar
más espacio en su cabeza para más preguntas ni respuestas para alguna de ellas
salió a la vereda del aeropuerto de la ciudad de New York, levantó su brazo
para llamar al taxi, se detuvo y ella subió. En la radio, el taxista escuchaba
“Imagine” y automáticamente Angela no pudo evitar recordar a su amiga y todo lo
que había pasado para poder llegar hasta donde había llegado.
Agustina Alvarez, 4to
2da T.M
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