jueves, 1 de mayo de 2014

VENENO - JOACO TREBLINER

                                                                  VENENO


Siempre tuve problemas con esto, no lo puedo evitar.  Enloquezco por un poco, pago miles por una simple dosis. Gasto todos mis honorarios en esto, aún ganando millones al mes mi familia me tiene que mantener.
Pero con esto llegué y pasé el límite, estoy tirado en mi habitación. Tras horas y horas de placer estoy agonizando, rodeado de vomito y con bolsas y bolsas de heroína a mis alrededores.

Todo comenzó cuando en la casa de un colega muy respetado, junto a otros escritores, conocí la droga. Yo era un autor joven con tres libros editados y, según la crítica, con un futuro más que prometedor.  Como un tonto, me dejé llevar por los comentarios de viejos escritores mucho más jóvenes de lo que sus rostros lucían, (Aún así tenían el triple de los años que llevaba vividos). Ellos me decían que lo pruebe, que todos los autores de moda lo hacían y que, incluso, les hace escribir historias mucho más vívidas e interesantes de las que haya escrito un mortal alguna vez.   Y eso hice. Empecé a consumir. Al principio solo en mis malos momentos, luego, con el tiempo, a toda hora y en toda ocasión.

Empeoré mis redacciones, mis editores estaban cada vez más molestos e impacientes a la espera de un trabajo coherente y digno de alguien con mi nombre. Mi esposa me dejó debido a repetidas reacciones violentas en busca de dinero para conseguir más narcóticos.

Preso de una enorme angustia y con mucho amor propio, decidí ir a un internado. Después de cinco horribles y duros meses, fui dado de alta. Fui noticia en todos los medios, la gente esperaba mi próxima obra, mi regreso triunfal. Pero nunca fui el mismo, hice lo mejor que pude, lo comercialicé y tuve las peores ventas de la editorial.

Fui echado, humillado y olvidado al instante. No podía estar pasándola peor, compre innumerables dosis con el poco capital que me quedaba y me encerré en mi departamento.

Acá estoy, luchando por mi vida, redactando mis últimos pensamientos. Nunca pensé que llegaría hasta esto. Estoy por morir y nadie me va a recordar, ni mi familia (porque he sido un estorbo estoy últimos años), ni mi ex esposa que me odia y ni siquiera mis fanáticos a los que les brindé mis mejores destellos de imaginación. Ya no soy nadie para nadie, nadie me recordará, nadie me llorará. Y todo por este veneno que te da cinco segundos de gracia y mil horas sin razón.
Ya morí.


JOACO TREBLINER

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Joaquín, en tu texto predomina el decir sobre el narrar, no hay suspenso ni tensión y las acciones se tornan previsibles y no logran conmover. El narrador habla sobre lo que sucedió o sucede pero no hace que los hechos sucedan. Repensar qué hace que el "cómo" se cuenta sea tan importante como la historia contada.
    Rever algunas contradicciones: "Gasto todos mis honorarios en esto, aún ganando millones" y "con el poco capital que me quedaba". Confunde qué sucede cuándo pues el uso de los tiempos verbales es caótico. Así, el producto resulta incoherente, poco elaborado, como si hubieras escrito sin releer ni revisar lo que iba saliendo.
    Obviás los aspectos que confieren el rasgo de literario al discurso, tema que está siendo evaluado.
    La lógica con que se encadenan los hechos y algunos hechos no son verosímiles.
    Errores en puntuación, construcción de párrafos, conectores lógicos, vocabulario, concordancia.
    Nota: 5

    ResponderEliminar