Angela
Scowitzch
Erase una vez una niña llamada Angela Scowitzch, hija de
Aron Scowitzch y Anna Isco. Angela era hija única y vivía con sus dos padres en
el año 1941 en el sur de Polonia, en la ciudad de Breslavia. Su padre era un
importante empresario, reconocido entre los pobladores de esa ciudad y, ya que
en ese entonces se encontraba muy bien económicamente, estaba ascendiendo cada
vez más en su trabajo. Su madre, Anna,
trabajaba en su propia casa tejiendo y haciendo ropas para luego venderlas.
Formaba parte de la comisión de los vecinos del barrio donde los Scowitzch
vivían y era allí en donde lograba vender y publicitar su negocio y sus ropas.
A angela le llamaba mucho la atención el trabajo de su
madre y cada vez que se sentaba a tejer con ella Anna le decía: -Angela tienes
que aprender muy bien el trabajo de tu madre porque aquí encontraras tu futuro
y será exitoso. Estoy segura-. “Aquí encontraras tu futuro”… Esta frase a
Angela le producía un poco de satisfacción pero no lograba entender todavía
cómo iba a encontrar su futuro en eso. Ella pensaba en otra cosa; otra cosa que
iba más allá de elaboración de diferentes ropas, que si bien le gustaba mucho y
admiraba el gran talento de su madre. Cada vez que Angela volvía de la escuela,
se detenía en una esquina, donde se encontraba una inmensa catedral y desde
afuera ella escuchaba las grandes voces del coro que cantaban melodiosamente.
Al escuchar esas maravillosas melodías a Angela se le producían millones de
emociones dentro de su cabeza y era para ella imposible describir como se
sentía. Realmente le gustaba. Cada día se convencía más de que eso era lo que
ella quería lograr. Pero le resultaba difícil, gracias a la influencia de sus
padres, imaginarse a ella misma cantando en un coro. Más allá de su religión y
la crisis que estaban viviendo en esos años, sus padres jamás la apoyarían.
Jamás. Y con este pensamiento ella volvía a su casa, vencida. Pero nada lograba
quitarle esa emoción que le transmitía escuchar esa música.
Un día, vinieron a visitar a su casa familiares de parte
de la mamá, por lo que se preparó una rica cena y a la hora de comer estaban
todos en la mesa. Hablaron por horas, anécdotas por acá, anécdotas por allá… En
un momento se acercó la tía de Angela a preguntarle si le gustaba leer algún
libro en particular. Ella sin el máximo interés le respondió que ninguno
lograba captar su atención ni tampoco era compañera de la lectura y al instante
su tía Daniela le dio un libro y le aseguró que luego de leerlo su vida
cambiaría completamente. Angela
sorprendida por las palabras de su tía pero sin demostrar ningún interés lo
aceptó y lo guardó debajo de su almohada para hojearlo en la noche. Eso hizo
luego de unas semanas, cuando recordó que lo había dejado a mano. Comenzó a
leerlo cuando en un momento se encontró ya en la página 10. Dentro de ella no
entendía muy bien como había llegado tan lejos siendo que a ella no le llamaba
la atención ningún libro. Pero este era especial. Muy diferente. El personaje
principal estaba muy cerca de lograr uno de sus máximos sueños. Andrea deseaba
estudiar, prepararse e ir contra la corriente para llegar a realizar su máximo
sueño. De a poco se fue sintiendo la cercanía del personaje con Angela que, aún
sorprendida de el avance que tuvo en el libro, lograba conectarse e
identificarse ya que ella encontraba en el libro escritos todos sus
pensamientos acerca de cómo veía la vida, sus sueños, sus deseos.
Pasaron varios años y Angela se encontraba en el último
año de la secundaria. Era la misma de siempre, con el mismo destino de siempre,
los mismos sueños y deseos de siempre. No lograron salir más que del libro en
forma de palabras. Por esa misma razón Angela cada vez que podía se pasaba una
recorrida por su mundo paralelo para poder sentir que se encontraba haciendo lo
que a ella verdaderamente le gustaba. Andrea había terminado sus estudios
académicos luego de muchos años y había viajado a New York, Estados Unidos para
hacer lo que más amaba. La música
Al comenzar a leer este capítulo la vida de Angela
cambiaría para siempre. Es verdad que ya lo había hecho; pero esta vez sería de
una forma radical y muy interesante. Ella esperaba poder hacer lo que Andrea
había logrado pero sabía que era casi imposible. Lo único que pudo lograr fue hacer
un viaje a Norteamérica, al mismo tiempo que Andrea lo hizo y lo primero que
hizo Angela al subirse al avión fue sacar el único libro que años atrás había
comenzado a leer y fue su compañía durante años. Era el lugar en donde veía
realizado sus sueños. Este libro muy poco común se llamaba “La búsqueda” y contenía
un número importante de página llenas de letras y palabras que quizás para
cualquier otra persona hubiera sido aburrido y poco lógico, pero para Angela
significaba un poquito de esperanza.
Andrea llevaba ya
meses en New York y había conocido a personajes importantes del ambiente
artístico. Ella nunca imaginó eso ya que al llegar a New York solo tenía en su
mente sueños que se veían tan lejanos a su vida real, pero que la llenaban de
felicidad. Había ido en busca de lograr uno de sus sueños pero jamás imaginó
llegar hasta Washington, el mejor escenario, mucha gente y entre ellas el
personaje más importante: el Presidente de los Estados Unidos de América.
El avión aterrizaba en 10 minutos y Angela, muy contenta
por el logro de Andrea, sintió dentro suyo un orgullo, una emoción y tantas
cosas que despertó en ella muchos sentidos. ¿Será que verdaderamente podría
encontrar su sueño allí? Comenzó a sentirse desorientada y empezó a
cuestionarse muchas cosas. Se bajó del avión, agarro sus maletas llenas de
cosas que ella sintió tan innecesarias. Sin encontrar más espacio en su cabeza
para más preguntas ni respuestas para alguna de ellas salió a la vereda del
aeropuerto de la ciudad New York, levantó su brazo para llamar al taxi, se detuvo
y ella subió. El taxi pregunta -¿a dónde la llevo señorita?- y Angela no supo
responder.
Angela
Scowitzch (2do)
Erase una vez una niña llamada Angela Scowitzch, hija de
Aron Scowitzch y Anna Isco. Angela era hija única y vivía con sus dos padres en
el sur de Polonia, en la ciudad de Breslavia. Su padre era un importante
empresario, reconocido entre los pobladores de esa ciudad y, ya que en ese
entonces se encontraba muy bien económicamente, estaba ascendiendo cada vez más
en su trabajo. Su madre, Anna, trabajaba
en su propia casa tejiendo y haciendo ropas para luego venderlas. Formaba parte
de la comisión de los vecinos del barrio donde los Scowitzch vivían y era allí
en donde lograba vender y publicitar su negocio y sus ropas.
A angela le llamaba mucho la atención el trabajo de su
madre y cada vez que se sentaba a tejer con ella Anna le decía: -Angela tienes
que aprender muy bien el trabajo de tu madre porque aquí encontraras tu futuro
y será exitoso. Estoy segura-. “Aquí encontraras tu futuro”… Esta frase a
Angela le producía un poco de satisfacción pero no lograba entender todavía
cómo iba a encontrar su futuro en eso. Ella pensaba en otra cosa; otra cosa que
iba más allá de elaboración de diferentes ropas, que si bien le gustaba mucho y
admiraba el gran talento de su madre. Cada vez que Angela volvía de la escuela,
se detenía en una esquina, donde se encontraba una inmensa catedral y desde
afuera ella escuchaba las grandes voces del coro que cantaban melodiosamente.
Al escuchar esas maravillosas melodías a Angela se le producían millones de
emociones dentro de su cabeza y era para ella imposible describir como se
sentía. Realmente le gustaba. Cada día se convencía más de que eso era lo que
ella quería lograr. Pero le resultaba difícil, gracias a la influencia de sus
padres, imaginarse a ella misma cantando en un coro. Sus padres jamás la apoyarían.
Jamás. Y con este pensamiento ella volvía a su casa, vencida. Pero nada lograba
quitarle esa emoción que le transmitía escuchar esa música.
Un día, vinieron a visitar a su casa familiares de parte
de la mamá, por lo que se preparó una rica cena y a la hora de comer estaban
todos en la mesa. Hablaron por horas, anécdotas por acá, anécdotas por allá… En
un momento se acercó la tía de Angela a preguntarle si le gustaba leer algún
libro en particular. Ella sin el máximo interés le respondió que ninguno lograba
captar su atención ni tampoco era compañera de la lectura y al instante su tía
Daniela le dio un libro y le aseguró que luego de leerlo su vida cambiaría
completamente. Angela sorprendida por
las palabras de su tía pero sin demostrar ningún interés lo aceptó y lo guardó
debajo de su almohada para hojearlo en la noche. Eso hizo luego de que sus tíos
se fueron contentos de pasar una noche en familia. Como no tenía nada que
perder comenzó a hojearlo. De a poco la historia la fue atrapando. No solo porque
estaba muy bien redactada y su autor era reconocido dentro del ámbito
artístico, lo que hizo que Angela decidiera leerlo. Pasaban los minutos y las
horas hasta que en un momento se
encontró ya en la página 10, en una hora por la página 50, en dos en la 150
hasta que se hicieron las 5 de la madrugada.
Dentro de ella no entendía muy bien como había llegado
tan lejos siendo que a ella no le llamaba la atención ningún libro. Pero este
era especial y muy diferente a los demás. Angela comenzaba a sentir cierta
identificación con la historia, en especial con Andrea.
El personaje principal estaba muy cerca de lograr uno de
sus máximos sueños en un contexto que no le daba muchas posibilidades de poder
descubrir el mundo real. Andrea deseaba estudiar, prepararse e ir contra la
corriente para llegar a realizar su máximo sueño, pero se hacía muy difícil ya
que su país se encontraba en crisis y pleitos con otros países y todo lo que
contrae esa situación. Angela sentía pena por ella, como si fuera una de sus
mejores amigas quien le contaba sus sentimientos acerca de su familia, sus
sueños y, como evitar, el contexto en donde se encontraba. De a poco se fue
sintiendo mucho mas la cercanía del personaje con Angela que, aún sorprendida del
avance que tuvo en el libro, lograba conectarse e identificarse ya que ella
encontraba en el libro escrito todos sus pensamientos acerca de cómo veía la
vida, sus sueños, sus deseos. Algunos días no lograba comer por el nudo que le
producía en el estómago la tristeza que tenía Andrea cuando contaba cada uno de
los días que vivía y como veía cada vez que todo estaba perdido.
Angela acompañaba su lectura, algunas veces, con un poco
de música que la relajaba aún más y le generaba mas placer leer y a su vez
escuchar.
Llegó al último capítulo y mientras comenzaba a escuchar
a su amiga Andrea, en su radio sonaba la canción tan conocida hoy en día del
inolvidable Jonh Lennon. Al comenzar a leer este capítulo la vida de Angela
cambiaría para siempre. Es verdad que ya lo había hecho; pero esta vez sería de
una forma radical y muy interesante.
Andrea, luego de muchos años, logró viajar a New York,
gracias a la ayuda y apoyo de sus padres para comenzar a estudiar lo que ella
tanto amaba: La música. A medida que pasaba el tiempo conocía a personajes
importantes del ambiente artístico. Ella nunca imaginó eso ya que al llegar a
New York solo tenía en su mente sueños que se veían tan lejanos a su vida real,
pero que la llenaban de felicidad. Había ido en busca de lograr uno de sus
sueños pero jamás imaginó llegar hasta allí, donde nacieron los estilo y
artistas que, años atrás, Andrea solo escuchaba en su radio y algunos discos
que había podido conseguir.
Finales de ese año los padres de Angela la enviaron a New
York, la misma ciudad que había cambiado la vida de su amiga, para terminar sus
estudios en otro instituto dejando atrás a sus amigos de secundaria, vecinos
para convivir con una hermana de su madre que ni ella conocía. En su bolso de mano llevaba su libro, un par
de discos, en especial el más famoso de The Beatles, el grupo musical que ella
mas admiraba para escucharlo en el viaje
El avión aterrizaba en 10 minutos y Angela, recordando lo
que Andrea había logrado, sintió dentro suyo un orgullo, una emoción y tantas
cosas que despertó en ella muchos sentidos. ¿Será que verdaderamente podría
encontrar su sueño allí? Comenzó a sentirse desorientada y empezó a
cuestionarse muchas cosas. Se bajó del avión, agarro sus maletas llenas de
cosas que ella sintió innecesarias.¿Se´ra
esta la oportunidad de hacer lo que ella verdaderamente amaba? Sin encontrar
más espacio en su cabeza para más preguntas ni respuestas para alguna de ellas
salió a la vereda del aeropuerto de la ciudad de New York, levantó su brazo
para llamar al taxi, se detuvo y ella subió. En la radio, el taxista escuchaba
“Imagine” y automáticamente Angela no pudo evitar recordar a su amiga y todo lo
que había pasado para poder llegar hasta donde había llegado.
Agustina Alvarez, 4to
2da T.M
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ResponderEliminarAgustina: personajes de origen judío, en Polonia durante el año 1941 que "Más allá de su religión y la crisis que estaban viviendo en esos años"... Inverosímil: borrás de un plumazo a Hitler, la ocupación nazi, los guetos, los campos de exterminio. Es muy importante saber de qué se habla para poder escribir sobre ello; por esto, si no sé sobre un período histórico en particular, para evitar errores, debo investigar antes.
ResponderEliminarPredomina el decir sobre el narrar, no hay un conflicto definido ni tensión y las acciones se tornan previsibles y no logran conmover. El narrador habla sobre lo que sucedió o sucede pero no hace que los hechos sucedan. Rever qué hace que el "cómo" se cuenta sea tan importante como la historia contada.
Errores en puntuación, construcción de párrafos.
"¿El taxi pregunta?"
Si bien esta instancia pone punto final a la actividad, no lo hace con el trabajo de reescritura sobre el texto. Ojalá tengas las ganas y el entusiasmo, porque a escribir se aprende escribiendo.
Nota final: 6 (seis)