Palabras mágicas.
Me encuentro acostada tratando de leer un libro hace días. No logro concentrarme, los gritos de mis padre ya familiares me lo impiden nuevamente.
No sé por qué siguen juntos. El amor que para mi es lo más importante en una pareja, ya no está, se esfumó. Quizá por el tiempo, por el trabajo, no lo sé, pero ya no está. El amor es un sentimiento que se renueva, que se vive día a día. Y eso en ellos ya no lo veo.
Mi padre es empresario casi nunca está en casa y cuando está, su estancia se resume en discutir con mamá y luego viajar y hacer lo que sea que hace. Mamá es ama de casa y últimamente anda de malhumor, lo que se está volviendo rutina.
Mi relación con ambos es buena, dentro de lo que se puede. El problema es lo que esas discusiones nos hace.
Intento una vez más concentrarme en el libro. Se llama Nada es lo que parece de Noemí Calvo. Nos lo encargó leer la profesora de literatura. Nunca me gustó leer. Salvo si son libros de acción, ficticios. En fin, debo leer este libro.
Garabateo al costado de éste y sigo leyendo.
Imara, la protagonista del libro entra a su casa y no ve a su papá.
Es jueves. Normalmente su madre viaja a ver a sus padres y vuelve tarde. Normalmente Imara vuelve más tarde del colegio, pero ese día faltó una profesora y se retiró antes. Su padre debería estar en casa. Debería estar mirando la tele en el sofá y quedarse allí por horas.
Imara tira las llaves por la encimera de la cocina y sube al cuarto de sus padres a buscarlo. Mientras se va acercando a la puerta escucha voces, la de una mujer y la de su padre. ¿Mamá está en casa? Se preguntó Imara. Cuanto más se acerca a la puerta más confusión tiene Imara.
No, no es su mamá me respondía sola. De alguna manera el libro había captado mi atención. Con más entusiasmo ya suponiendo lo que seguía en la historia continué leyendo.
Imara supuso que sería la arquitecta que iría esa tarde. No quiso interrumpir y se retiró a su cuarto a dormir su corta y rutinaria siesta.
No. No. No. Qué ingenua, ¿Por qué iría a estar en su cuarto justo en un horario en el nadie estaría?. Cierro el libro enojada. ¿Por qué nadie es capaz de leer la realidad? Lo que Imara cree su familia perfecta no lo es. ¿Por qué justo llegó en ese momento? Debería haber entrado y visto con sus propios ojos su realidad. No hay nada más feo que vivir en una "bonita" mentira.
Volviendo a mi realidad, con esos gritos de fondo de mamá y papá, pienso y llego a una conclusión al por qué están juntos. ¿No quieren desarmar esta familia? Que me definan familia... ¿No quieren lastimarme? Verlos infelices no se siente bien.
Vuelvo a tomar el libro y continuo leyendo. Imara luego de esa pequeña siesta, se levanta y abre su puerta. Sigue escuchando voces, las mismas de antes. Sólo que esta vez logra ver a sus mamá a punto de abrir la puerta donde está su padre. Imara decide quedarse en el lugar y desde ahí observar la escena. Su madre la abre y su gesto se contrae. Imara lee en su rostro dolor, confusión.
Las siguientes escenas las leo rápido. Su mamá está corriendo por las escaleras en llantos. Su papá está corriendo detrás de ella con sus ropas desacomodadas. Una mujer que Imara supone es la arquitecta sale tranquilamente, aunque sus ropas están igual de desordenadas que las de su papá.
Lloro. Lloro por Imara y lloro por su familia. Por la manera en que ésta se quebró.
Y ahí es cuándo me pregunto. ¿Cuándo se terminó el amor de mamá y papá? Cuándo que no lo supe ver.
Lloro por las siguientes parte que leo y me son tan familiares. Padres discutiendo, reproches echados en cara, hija confundida.
Decido dar por terminado el libro. Dicen que solemos tener cierto rechazo a libros o historias en las que tenemos miedo de qué podemos llegar a leer y cómo podemos llegar a reaccionar. Quizá eso responde a mi rechazo inicial. No querer enfrentar lo que nos pasa. Mamá y papá no quieren enfrentar lo que les está pasando.
Este libro me sirvió para terminar de afrontar mi realidad. ¿Quién lo diría?. Quizá yo sea la que tiene que hacerlos ver lo que les está pasando. Creo ser el motivo del por qué siguen juntos.
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Corrección:
Palabras mágicas.
Me encuentro acostada tratando de leer un libro hace días. No logro concentrarme, los gritos de mis padres ya familiares me lo impiden nuevamente.
Mi padre es empresario casi nunca está en casa y cuando está, su
estancia se resume en discutir con mamá y luego viajar y hacer lo que sea que
hace. Mamá es ama de casa, hace las mejores tartas que puedan existir, y da los
mejores consejos. De los dos es con la que más paso tiempo, y la que sabe casi
todo de mí y a quien puedo recurrir siempre.
Intento una vez más concentrarme en el libro. Se llama Ruina de Noemí Calvo. Nos lo encargó leer la profesora de
literatura. Nunca me gustó leer, salvo si son libros de acción, ficticios. En
fin, debo leerlo. Garabateo al costado y sigo leyéndolo.
Otro día más, entro a casa cuando
comienza a sonarme el celular y decido ignorarlo. Lo único que deseo es
acostarme, tomar la foto con mi novio, con el hombre de mi vida y recordarlo.
Perdí a mi mejor amigo, al hombre que amaba ¿Cuántas pérdidas una persona puede experimentar antes de morir también?
Recuerdos empiezan a inundar mi mente. Recuerdos de él mirando partidos de
fútbol.
De nuestro primer beso.
De nuestra primera salida
De nuestras tardes
De nuestra última salida.
Y después, en el hospital.
No nos dieron suficiente tiempo, odio a Dios por eso. Odio terminar sola
llorándolo. Vivir
es tan duro y morir es tan fácil. Cerras los ojos y no los abrís de nuevo. ¿Qué
hay de difícil sobre eso? En realidad nada, excepto el dolor que dejas en
aquellas personas que te quieren.
Leo esa última frase y rápidamente
evocan a mi imágenes de papá. Imágenes de él en su despacho mirando un punto
fijamente y sé que piensa en Melanie, su antigua novia. Murió instantáneamente
en un choque volviendo a su casa a mitad de la noche luego de discutir con él.
Esto pasó hace mucho tiempo, antes de que yo naciera pero es algo que siempre
pensé que nunca pudo superar.
Bajo la mirada y continúo leyendo.
Estoy por tomar otra fotografía de Alejandro cuando aparece mi mamáy ya no
me importa que me vea en este estado. La estuve esquivando mucho tiempo, en
algún momento iba a aparecer.
- Imara, ¿Cuándo te pondrás bien hija? – no sé
si me lo preguntó a mi o a ella misma.
- Sólo te diré una cosa. La vida está llena de desearía, hubiera y podría.
Esta dentro de nuestra naturaleza asumir que tenemos ese tipo de control sobre
lo que nos pasa y la verdad es que la vida pasa y a veces llegamos demasiado tarde
y sí, a veces va demasiado rápida. A veces podemos tomar la decisión equivocada
y otras veces tomamos la adecuada. Pero la gente no se cuestiona a sí mismo
cuando las cosas van bien. Sólo lo hacen cuando las cosas no salieron bien.
Dejo el libro y voy en busca de un vaso de agua, algo para distraerme. Mi
cabeza va a mil. Al entrar en la cocina sólo logro es escuchar una palabra que
le dice mamá a papá: Futuro.
Por primera vez tomo a esto más significado. Lo miro y me doy cuenta de
cuan alejados estamos uno del otro. Lo miro y puedo ver esa pared que hay entre
los dos, esa que puso él.
-Papá te necesitó. - escucho mi voz sin siquiera haberme dado cuenta en qué
momento salieron.
- Podría haberla salvado Luján, podría haber hecho algo – me contesta
resignado.
- Mira papá, podes pasar tu vida pensando que tenes aunque sea un mínimo
control sobre las cosas en las que no tienes el poder. En lugar de concentrarte
en lo que deberías haber hecho, concéntrate en lo podes hacer ahora, en tú
presente y en tú futuro. Hacelo por mi, hacelo por mamá y hacelo por vos.
Mariana Silva.
Mariana: antes de que Imara enfrente la mentira de su vida familiar, antes de que la protagonista reflexione sobre la suya, se sabe qué y cómo va a ocurrir. Esta previsibilidad decepciona y no permite que el lector de tu texto se conmueva con los personajes. Creo que esto pasa porque te concentraste sólo en la historia y descuidaste el discurso. Rever qué hace que el "cómo" se cuenta sea tan importante como la historia contada.
ResponderEliminarRever construcción de párrafos y oraciones; uso de puntuación, repeticiones innecesarias.
Nota: 6