jueves, 26 de noviembre de 2015

Diario de lectura: Dos veces Junio – Martín Kohan por Nicolás Penacca 5º2ª Mañana

·     -->Día 20 de noviembre de 2015:
He decidido leer esta novela porque me llama la atención que pueda narrarse una historia en dos momentos puntuales de la historia, pero al abrirla y leer el confuso principio me doy cuenta de que es mucho más, la complejidad cronológica es impresionante (a ratos abrumadora y obliga a releer el texto) pero es admirable ser capaz de contar una historia mediante una línea cronológica fragmentada que sigue un orden relativo (pero no absoluto) a través de lo que parecen tres líneas cronológicas diferentes.
También me impacta la crudeza con la que es contado la historia, la crueldad mostrada por los militares y la indiferencia que muestra el protagonista frente a hechos tan inhumanos, no puedo evitar fijarme en la línea del fallo ortográfico que me hace pensar que el protagonista es un obsesivo neurótico.
El doctor Padilla es de momento el personaje que me resulta más cruel, un doctor tan “servicial” y leal a los militares que solo busca mantener a la prisionera con vida con el fin de obtener información torturándola.
La familia del protagonista parece sentir orgullo por el hijo al ingresar en el ejército lo cual me produce una verdadera repulsión.
Leí hasta el capítulo “cero uno” en la página 74.
·     -->Día 26 de noviembre de 2015:
Me he retrasado en la lectura por diversos motivos, pero ahora la retomo en la página 74.
Ya me he percatado del significado de los nombres de capítulos, me resultan como si el protagonista nos narrase su historia con la ayuda memorística de los números.
La historia se ha desvinculado de la historia de la madre y el niño que piensan torturar, pero siento que es un cabo suelto por cerrar en esta historia y no creo que lo deje sin responder.
La frivolidad que presenta el doctor es impactante.
El episodio de las prostitutas es muy interesante. No se habla del doctor pero la actitud fría del hijo y las que creo son fantasías del protagonista en cuanto a dominación y eso son chocantes.
El protagonista parece mostrarse frío con todos a su alrededor excepto con dos personas, el doctor y la prostituta, me llama la atención la relevancia de estos dos por encima de todos (incluidos los padres a los que ni se les menciona salvo al principio).
El doctor se mueve de una manera errática contraria a la imagen que me han vendido al principio del libro.
Ahora son tantos los personajes que me repugnan… El protagonista, el guardia de las celdas, los doctores, los compañeros de unidad del protagonista,…
El libro en si me atrapa, pero me repugnan los protagonistas.
Me parte el corazón el intento desesperado de la madre por proteger a su hijo y a sus compañeros.
Va a robar al niño, lo sé, lo deja entrever desde que discute con Padilla, el comentario de la hermana le delata, lo que termina todo es el comentario del frenazo brusco; me sigue asombrando la frialdad con la que el protagonista vive todo esto.
Empieza el epílogo que parece situarse en la segunda fecha, me resulta curioso esperar hasta el epílogo para eso.
El comienzo es frío, como todo en el protagonista, la muerte no le provoca pesar, solo piensa en el doctor.
Me resulta frívola la “alegría” con la que tratan la muerte del hijo. Un asado no me parece forma de compartir ese momento.
La hermana del doctor se siente obviamente abandonada por el marido y eso la lleva a insinuarse al protagonista que reacciona (menuda sorpresa) con frialdad, hacia su antiguo superior, sin embargo dirige una cálida y leal actitud que el doctor corresponde.
La mujer del doctor me resulta irrelevante en sí porque ya dejaron ver que era parapléjica, pero el miedo del protagonista a su mirada me resulta una de las últimas señales de un proceso de lenta y sutil humanización (aunque aún le queda mucho).
El cabo suelto ha sido atado, por fin desvelan lo que llevan arrastrando todo el libro, el hijo de la prisionera es finalmente dado a la hermana del doctor que le bautiza como Antonio y le cría como si fuese suyo.
El final me resulta precipitado, me deja con la sensación de que quería acabar con esto cuanto antes. Al final el protagonista acaba solo, tirado en su casa recordando a la única mujer que le marcó y siendo leal a la única figura paterna que parece haber tenido.
El libro en sí me ha gustado, odio a todos los personajes (o a casi todos) pero la historia esta genial excepto por el final.



1 comentario:

  1. Nicolás: Escribir resulta siempre una provocación, una oportunidad para dar cuenta de una habilidad en la que se juegan saberes, sensibilidad, miradas del mundo; lo anterior y lo futuro. Es ir andando los sentidos de las palabras y de la vida; poner el cuerpo en la letra o irse en un amague. Escribir una lectura es establecer un diálogo entre lectores y con un libro.
    A mitad de camino se queda tu elaboración, pues hay un comienzo contundente y claro, que genera mucha expectativa por los ejes de diálogo que plantea. Sin embargo, a partir de la segunda entrada, lo dicho es tan general e impreciso que no involucra ni conmueve a quien te lee.. La precipitación que enunciás se te queda pegada en el estilo.

    Se agradece el esfuerzo por conocernos, escuchar y observar sin juzgar. Gracias también por las ganas de sumarte al juego.

    "Palabras que me nombran.
    Pero todas las palabras me nombran
    cuando yo sé escucharlas.
    Ahora debo aprender a decirlas
    para que otros se sientan nombrados
    si acaso las escuchan.
    Para nombrar a un hombre
    se necesitan todas las palabras.
    Ahora es sólo mi turno
    de continuar la ceremonia."


    Buena vida.
    Graciela

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