¿Celular?:
-¡Mamá! ¿Por
qué no me comprás la ropa que te pido? Ésta no me gusta. No está a la moda.
Dijo Rebeca
haciendo un capricho. Una vez más, sus padres no cumplían con sus pedidos.
Harta de que esto se repita una y otra vez, decidió cumplirlos ella misma. Sacó
algo de dinero de una caja que había en su casa, y fue al shopping más grande
de su ciudad, decidida a comprarse todo lo que quería.
Al llegar,
se asustó un poco, ya que esto de los centros comerciales, las grandes tiendas
de ropa, y toda la tecnología que había en el lugar, recién se empezaba a
implementar. Por lo que mucho no entendía qué tenía que hacer, ni cómo. De
todas formas, entró al primer negocio en el que vio un vestido con grandes
hombreras, y de un color muy llamativo.
Luego de probarse
algunas prendas, decidió llevarse todo un conjunto que incluía ese vestido llamativo
que vio en la vidriera, unos zapatos color fucsia, muchas pulseras de colores neón,
grandes aros, y una campera de cuero color negro. Contenta, pagó la grande suma
de dinero, y fue a mostrarle su adquisición a su mejor amiga Ana. Después de hacerlo,
regresó a su casa.
Apurada,
entró a su habitación, escondió la ropa en su armario, y fue a cenar junto con
su madre y padre. Una vez en la mesa, sus padres le preguntaron en dónde estuvo
por tanto tiempo, a lo que les respondió que fue a leer algunos libros en la
biblioteca de su colegio. Terminó de cenar lo más rápido que pudo, y se fue a
dormir, a pesar de que recién eran las 19:30.
Al otro día,
una vez que regresó del colegio, merendó, se duchó, y comenzó a prepararse para
la gran fiesta que iba a dar un compañero de su curso. Se puso toda la ropa que
se había comprado, se maquilló con varios colores, se hizo el peinado más
voluminoso que pudo, y se acercó a la puerta de salida, para ir a la fiesta. Sabía
que a esa hora, su padre todavía estaba trabajando. Y al ver a su madre dormida,
pensó que era el momento justo para irse. Abrió sigilosamente la puerta, salió,
y vio que Ana la estaba esperando, haciéndole señas para que se apure lo más
que pueda, ya que era tarde, y el lugar no quedaba muy cerca.
Llegaron,
dejaron sus abrigos en el guardarropas del salón, y fueron directo a la pista,
ya que sonaba Thriller de Michael Jackson (su cantante favorito). Una vez que
terminó la canción, fueron a tomar algunas bebidas que estaban servidas en la
mesa, y se quedaron hablando. Media hora después, cansadas de tanto bailar
canciones de Madonna, Cindy Lauper y U2, fueron a sentarse, para descansar las
piernas. Ana le dijo a Rebeca que la esperara unos minutos, ya que iba a ir a
saludar a su prima, que recién había llegado a la fiesta. Pasaron 20 minutos, y
Ana no volvía, pero Rebeca siguió esperando. Unos minutos después, escucha que
alguien la llama desde la entrada el lugar. Pensando que era Ana, fue rápidamente
para ver qué quería, pero para su sorpresa, no era ni Ana, ni ninguna otra
persona de su edad. Era su madre, que por cierto se la notaba muy enojada. Al
verla, inmediatamente se puso colorada de la vergüenza, ya que ésta le gritaba regañándola
por haber ido a la fiesta sin avisarle. La llevó hasta el auto, y siguió regañándola,
diciéndole que ella ya sabía que no estaba de acuerdo con ese tipo de fiestas,
ese tipo de ropa que usaban los adolescentes, ni el estilo de vida consumista que
estaba llevando, a lo que Rebeca le respondió:
-¡Nunca me
dejas hacer nada! ¡Me estoy quedando sin amigos gracias a vos mamá! ¡En la
escuela me critican por no tener nada de la ropa que se usa! ¡Y todo es gracias
a vos! ¡A vos, y a tu estilo conservador!
Sorprendida
por lo que su hija le dijo, decidió quedarse en silencio, y seguir manejando
hasta llegar a la casa. Una vez en su hogar, le dijo a Rebeca que valla
inmediatamente a dormir, y que no se hablaría más del asunto.
Al día
siguiente, cuando Rebeca llegó al colegio, Ana la vio, y la ignoró. No le habló
en todo el día. Al otro día, lo mismo. Preocupada, Rebeca decidió ir a
hablarle, para averiguar qué sucedía. Su amiga le dijo que estaba enojada
porque se fue de la fiesta sin avisarle, por lo que tuvo que volver sola a la
madrugada hasta su casa. Rebeca le pidió disculpas, y le explicó lo ocurrido.
Ana entendió que ella no tuvo la culpa, y le dijo que no se preocupe, porque iba
a estar todo bien, y la invitó a pasar algunas noches en su casa, hasta que
mejore su relación con su madre. Aceptó, y cuando finalizaron las clases,
volvieron juntas hasta su casa. Al llegar, prendieron la televisión, y mientras
que Ana preparaba la merienda, Rebeca se quedó viendo una nueva serie llamada Alf.
En el corte, estaban dando un comercial que le llamó mucho la atención, y le
comentó a su amiga:
-¡Mira Ana! Están
hablando de una especie de teléfono, pero que se puede transportar. ¿No te
parece raro?
-¡¿Qué?! No
puede ser. ¿Cómo se va a transportar el teléfono? Debe ser una película Rebeca.
-¡Si! En
serio. Dicen que estaría en una especie de valija, para así poder
transportarlo.
-¿Estas
segura de que no es La guerra de las galaxias?
-Alanis Borrego
-Alanis Borrego
Alanis: tu texto resulta desconcertante. Por un lado, cierto riesgo y originalidad al elegir la época de la historia; por otro, un argumento que se queda a mitad de camino.
ResponderEliminarPlanteás inicialmente un conflicto generacional, un robo, la conducta de la protagonista, a contrapelo del "conservadurismo" de los padres. Sin embargo, introducís repentinamente la novedad del celular y ahí se queda, en un objeto que parece salido de una película de ciencia ficción. Ambas líneas no se encuentran, no se cohesionan, dejan al lector esperando lo que no sucede.
Rever construcción de párrafos, oraciones, tiempos verbales, repeticiones.
Nota: 5