sábado, 5 de julio de 2014

¿Celular?

¿Celular?:


-¡Mamá! ¿Por qué no me comprás la ropa que te pido? Ésta no me gusta. No está a la moda.
Dijo Rebeca haciendo un capricho. Una vez más, sus padres no cumplían con sus pedidos. Harta de que esto se repita una y otra vez, decidió cumplirlos ella misma. Sacó algo de dinero de una caja que había en su casa, y fue al shopping más grande de su ciudad, decidida a comprarse todo lo que quería.
Al llegar, se asustó un poco, ya que esto de los centros comerciales, las grandes tiendas de ropa, y toda la tecnología que había en el lugar, recién se empezaba a implementar. Por lo que mucho no entendía qué tenía que hacer, ni cómo. De todas formas, entró al primer negocio en el que vio un vestido con grandes hombreras, y de un color muy llamativo.
Luego de probarse algunas prendas, decidió llevarse todo un conjunto que incluía ese vestido llamativo que vio en la vidriera, unos zapatos color fucsia, muchas pulseras de colores neón, grandes aros, y una campera de cuero color negro. Contenta, pagó la grande suma de dinero, y fue a mostrarle su adquisición a su mejor amiga Ana. Después de hacerlo, regresó a su casa.
Apurada, entró a su habitación, escondió la ropa en su armario, y fue a cenar junto con su madre y padre. Una vez en la mesa, sus padres le preguntaron en dónde estuvo por tanto tiempo, a lo que les respondió que fue a leer algunos libros en la biblioteca de su colegio. Terminó de cenar lo más rápido que pudo, y se fue a dormir, a pesar de que recién eran las 19:30.
Al otro día, una vez que regresó del colegio, merendó, se duchó, y comenzó a prepararse para la gran fiesta que iba a dar un compañero de su curso. Se puso toda la ropa que se había comprado, se maquilló con varios colores, se hizo el peinado más voluminoso que pudo, y se acercó a la puerta de salida, para ir a la fiesta. Sabía que a esa hora, su padre todavía estaba trabajando. Y al ver a su madre dormida, pensó que era el momento justo para irse. Abrió sigilosamente la puerta, salió, y vio que Ana la estaba esperando, haciéndole señas para que se apure lo más que pueda, ya que era tarde, y el lugar no quedaba muy cerca.
Llegaron, dejaron sus abrigos en el guardarropas del salón, y fueron directo a la pista, ya que sonaba Thriller de Michael Jackson (su cantante favorito). Una vez que terminó la canción, fueron a tomar algunas bebidas que estaban servidas en la mesa, y se quedaron hablando. Media hora después, cansadas de tanto bailar canciones de Madonna, Cindy Lauper y U2, fueron a sentarse, para descansar las piernas. Ana le dijo a Rebeca que la esperara unos minutos, ya que iba a ir a saludar a su prima, que recién había llegado a la fiesta. Pasaron 20 minutos, y Ana no volvía, pero Rebeca siguió esperando. Unos minutos después, escucha que alguien la llama desde la entrada el lugar. Pensando que era Ana, fue rápidamente para ver qué quería, pero para su sorpresa, no era ni Ana, ni ninguna otra persona de su edad. Era su madre, que por cierto se la notaba muy enojada. Al verla, inmediatamente se puso colorada de la vergüenza, ya que ésta le gritaba regañándola por haber ido a la fiesta sin avisarle. La llevó hasta el auto, y siguió regañándola, diciéndole que ella ya sabía que no estaba de acuerdo con ese tipo de fiestas, ese tipo de ropa que usaban los adolescentes, ni el estilo de vida consumista que estaba llevando, a lo que Rebeca le respondió:
-¡Nunca me dejas hacer nada! ¡Me estoy quedando sin amigos gracias a vos mamá! ¡En la escuela me critican por no tener nada de la ropa que se usa! ¡Y todo es gracias a vos! ¡A vos, y a tu estilo conservador!
Sorprendida por lo que su hija le dijo, decidió quedarse en silencio, y seguir manejando hasta llegar a la casa. Una vez en su hogar, le dijo a Rebeca que valla inmediatamente a dormir, y que no se hablaría más del asunto.
Al día siguiente, cuando Rebeca llegó al colegio, Ana la vio, y la ignoró. No le habló en todo el día. Al otro día, lo mismo. Preocupada, Rebeca decidió ir a hablarle, para averiguar qué sucedía. Su amiga le dijo que estaba enojada porque se fue de la fiesta sin avisarle, por lo que tuvo que volver sola a la madrugada hasta su casa. Rebeca le pidió disculpas, y le explicó lo ocurrido. Ana entendió que ella no tuvo la culpa, y le dijo que no se preocupe, porque iba a estar todo bien, y la invitó a pasar algunas noches en su casa, hasta que mejore su relación con su madre. Aceptó, y cuando finalizaron las clases, volvieron juntas hasta su casa. Al llegar, prendieron la televisión, y mientras que Ana preparaba la merienda, Rebeca se quedó viendo una nueva serie llamada Alf. En el corte, estaban dando un comercial que le llamó mucho la atención, y le comentó a su amiga:
-¡Mira Ana! Están hablando de una especie de teléfono, pero que se puede transportar. ¿No te parece raro?
-¡¿Qué?! No puede ser. ¿Cómo se va a transportar el teléfono? Debe ser una película Rebeca.
-¡Si! En serio. Dicen que estaría en una especie de valija, para así poder transportarlo.

-¿Estas segura de que no es La guerra de las galaxias?

-Alanis Borrego

1 comentario:

  1. Alanis: tu texto resulta desconcertante. Por un lado, cierto riesgo y originalidad al elegir la época de la historia; por otro, un argumento que se queda a mitad de camino.
    Planteás inicialmente un conflicto generacional, un robo, la conducta de la protagonista, a contrapelo del "conservadurismo" de los padres. Sin embargo, introducís repentinamente la novedad del celular y ahí se queda, en un objeto que parece salido de una película de ciencia ficción. Ambas líneas no se encuentran, no se cohesionan, dejan al lector esperando lo que no sucede.
    Rever construcción de párrafos, oraciones, tiempos verbales, repeticiones.
    Nota: 5

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