Lo
inesperado
Y tuve que
tomar una decisión, cuando nadie me estaba viendo, decidí escabullirme.
A comienzos de la década de 1930, el clima era lúgubre. La depresión
económica mundial había golpeado muy duro y había millones de desocupados. El
recuerdo de la derrota humillante, quince años antes, durante la Primera Guerra
Mundial, estaba todavía fresco en la memoria de muchos, y nosotros ya no confiábamos
en el débil gobierno que teníamos conocido como la República de Weimar.
Generalmente a lo largo del siglo XX, la mayoría de las mujeres aún
pasaban sus días en casa, criando a los hijos, tal como lo hacía mi madre. Y mi
padre tenía un paupérrimo empleo como cartero. Mi hermano y yo, nos quedábamos
en casa para no ser víctimas del trabajo infantil. Nosotros carecíamos del
privilegio de vivir en las ciudades como lo hacían otras familias, por lo tanto
nos encontrábamos en el campo.
Una mañana me encontré con que mi hermano mayor no estaba en su cama y
la puerta de mi cuarto estaba trabada como de costumbre ya que estaba en malas
condiciones, en ese caso siempre salíamos por la ventana y cuidadosamente caminábamos
por la cornisa del tejado para luego entrar por la cocina, cosa que solo mi
hermano y yo podíamos hacer.
Una vez al llegar a la parte posterior de la casa con mi pijama a
cuadros, me encontré con mamá y papá.
-¿Tu hermano sigue durmiendo?- preguntó mi
madre.
-Pensé que estaría aquí, en la cama no
estaba.
Y pasaron unos breves segundos compuestos por silencio
y miradas entre nosotros tres.
Siempre supe que él tenía deseo y atracción hacia las
ciudades.
Volví al
cuarto en busca de respuestas y encontré la ausencia de su mochila y un par de
prendas suyas.
Sin despertar
a mis padres en la madrugada, me subí a escondidas en el último colectivo que salía
hacia la ciudad, en busca de mi hermano.
En el campo
siempre tardaban en llegar las nuevas noticias sobre el cambio de política o
cosas del gobierno. Al entrar en la ciudad me impacte al recibir la información
que captaron mis ojos, se me pusieron los pelos de punta y sentía cómo la
sangre que corría por mis venas, se congelaba paulatinamente. Parecía una
pesadilla. Eran prácticamente desconocidos, y habían
ganado apenas el 3 por ciento de los votos en las elecciones de 1924, y ahora
estaban por todas partes con sus uniformes negros con insignias de cráneos y
huesos cruzados que aterrorizaban. Eso quiso decir que era el comienzo de una
nueva etapa, el nacionalsocialismo. Ellos nos acusaban a nosotros de todos los
problemas del país, como la pobreza, el desempleo y la derrota en la Primera
Guerra Mundial.
Como un reflejo automático de mi cuerpo, decidí no bajarme en ningún
momento del transporte y seguir escondido entre las butacas, pero este llegó a
su terminal y tuve que salir.
Traté de buscarlo y no lo encontré por ninguna parte, hasta que allí
estaba. En una fila de hombres, dirigida hacia el interior de un camión, por
otros dos hombres con sus negros y largos uniformes.
Sinceramente no entendía qué estaba pasando, lo mire fijamente esperando
que me mirara y hagamos contacto visual, hasta que sucedió. Su cara mostraba
perdición, tenía ausencia de alma en sus ojos y la frente baja, era como si
dentro de el había un pequeño fósforo encendido que se iba apagando por carecer
cada vez menos de oxígeno. Al mirarme sintió decepción y su boca se movió como
si quisiera gritarme algo, pero era tarde, detrás de él cerraron las puertas
del camión.
Y tuve
que tomar una decisión, cuando nadie me estaba viendo, decidí escabullirme
entre la multitud.
Nicolás: no lográs dar con el tono narrativo adecuado ya que predomina el decir sobre el narrar, no hay suspenso ni tensión y las acciones se tornan previsibles y no logran conmover, porque se explica, se da demasiada información ( es un texto breve) y no se trabaja la época a través de indicios. El contexto es muy fácil de reconocer para el lector; entonces, deberías haberte ocupado de aquello que estabas imaginando. No resulta verosímil el viaje de la protagonista y la facilidad con que encuentra a su hermano.
ResponderEliminarRepensa qué le propone este texto al lector, cómo lo involucray qué quiere provocarle.
Rever construcción de párrafos y oraciones, tiempos verbales, uso estético del lenguaje.
Nota: 5