sábado, 5 de julio de 2014

Construyendo ilusiones - Sol Renzo

Me desperté con el llanto de mi papá, apenas lo pude asimilar, debido a mi estado adormecido, me dí cuenta que no eran unas lágrimas pasajeras. No lo había visto así desde que mi mamá murió cuando tenía a penas seis años, era muy chica como para digerirlo íntegramente y Marina, mi hermana menor, tenía tres años recién cumplidos, lo cual no pasó demasiado tiempo junto a ella. Esto no quiere decir que no fue algo que marcó un antes y un después en mi vida tanto a mí como a toda mi familia, pero a Juan, mi papá, hasta el día de hoy no logra recuperarse. Pasó un mes sin dormir, puedo recordar cada detalle de su cara cansada, con los ojos hinchados, bolsas bastante notorias debajo de sus ojos y la pérdida de pelo que le daba un aspecto mayor. No me puedo imaginar lo complicado que fue para él afrontarlo, que además del dolor tuvo que criar a dos nenas completa y totalmente sólo.
         Mi papá era una persona que yo efectivamente admiraba mucho, lo veía como un referente para mí. Siempre supo como salir adelante, y nos dio absolutamente todo lo que tuvo a su alcance. No tuvo una vida fácil, su papá lo abandonó cuando él nació, dejando a su mamá a cargo de toda responsabilidad. Para mantenerlo tuvo que dar todo de sí, trabajaba hasta el cansancio, en un trabajo que no era digno para nadie, en condiciones inhumanas y ni eso parecía alcanzar. La infancia de Juan estaba llena de recuerdos en la casa de su vecina, la cual no era de su agrado, debido a su actitud de autoridad e incesante mal humor, con una casa que tenía una cierta apariencia de abandono. Pasaba el tiempo tratando de buscar algo con que entretenerse hasta que Laura, su mamá, llegara, donde luego tampoco quedaba mucho tiempo, ya que venía de noche y debía dormir para el día siguiente hacer la rutina de todos los días, pero aún así, en ese corto plazo no desperdiciaban ni un segundo.
        Dejando una inagotable tristeza murió en un accidente automovilístico cuando mi padre tenía seis años, la misma edad con la que yo perdí a mi mamá.
        El punto es que jamás lo había notado de esta manera desde ese entonces, por lo que decidí levantarme de mi cama ágilmente hacia su habitación, que se encontraba al lado de la mía, cuando pongo un pie a fuera observo a mi hermana en la misma situación que yo.
         Un amigo muy cercano, más bien, su mejor amigo, que era como un hermano para él, había sido encontrado muerto con un tiro en la sien en su casa ubicada en el barrio de Barrancas a causa de la imprudencia de haber publicado en su libro a cerca de la corrupción de los que estaban a cargo del gobierno. Estaba destrozado, las lágrimas corrían sin freno por sus mejillas rojas de tanto llorar . Permanecimos toda la tarde consolándolo acostados en su lecho. Y llegué a la conclusión de que quizás esos sollozos no sólo estaban colmados de dolor, si no también de miedo, miedo a que nos pase lo mismo.
         Mi padre era una músico reconocido nacionalmente por lo que manifestaba y trasmitía sus pensamientos/sentimientos mediante el arte de su música. Lo que quiero llegar es que él había sido parte de una canción la cual hablaba sobre la represión por el gobierno que nos regía. Estaba aterrada. Pasé todo lo que quedaba del día con mi cabeza dando vueltas a cerca de lo que estaba pasando. Y sin darme cuenta me quedé dormida. Esta vez me desvelé con el sonido de algo que parecía el movimiento de unas valijas, lo que me llamó bastante la atención. Al unísono mi papá me llama con la intención de despertarme

- Bruna! Bruna! - dijo
- ¡Nos tenemos que ir! - agregó gritando

Y repitió lo mismo con Marina. Mi estado de inconsciencia me hizo estar bastante confundida hasta que por fin me despabilé y pude comprender todo. Era la madrugada de un un domingo, era 15 de marzo de 1977, mañana debía ir al colegio pero parece que eso había cambiado. Aún lo recuerdo como si fuese ayer.
         Me sobresalté con la noticia de que teníamos que exiliarnos a Francia, ¿cómo era que todo podía cambiar en un día?.
         Al parecer mi papá tenía dinero ahorrado ya que sabía que en algún momento esto iba a ocurrir. Y no era para menos, estábamos en dictadura hace ya casi un año. Esto definitivamente un golpe fuerte en mi vida, era una adolescente. Aunque entendía la situación en la que se encontraba la Argentina en ese momento, no creía que iba a ser tan pronto, no así.
        En el vuelo a Francia continuos pensamientos  trastornaban mi cerebro, ¿cómo me iba a adaptar? ¿qué pasaría con mi familia y mis amigos que estaban allí? ¿los iba a volver a ver? ¿cómo iba a adecuarme a un ambiente, idioma y personas completamente distintas? ¿me gustará?. Muchas cosas estaban pasando como para poder digerirlo tan ligeramente.
       Por otra parte, otra cosa que estremecía mi ser era el acordarme de Manuel, era el primer chico que me importaba en serio como para perderlo, me preguntaba como reacciona ría cuando se enteré que me fui. ¿Justo cuando me estábamos a punto de formalizar nuestra relación tenía que pasar?. No podía evitar cuestionarme por qué razón todo me ocurría a mí. Así fue como empezaron a brotar gotas por mis húmedos ojos, como si nunca fueran a acabar. Una sensación de vacío invadió mi persona, pero para eso siempre estaba mi hermana, para protegerme cuando más lo precisaba.
       Los primeros meses fueron complicados para Marina, mi papá y yo. Las personas eran amables pero igual así fue arduo lograr adaptarnos. Fue todo muy de repente. Por otra lado a Juan le estaba costando conseguir trabajo. Sin embargo para nuestra suerte, obtuvo uno en un bar donde hacia un show melódico con el fin de deleitar a los clientes. Un día, según lo que nos contó, una persona que se encontraba entre la multitud, que al parecer, era un músico muy famoso también, se entusiasmó mucho con mi papá y le propuso componer una canción juntos. Le estaba yendo muy bien después de todas las desgracias que vivimos, lo que era una felicidad inmensa para todos. Por mi parte, los primeros meses no dejaba de extrañar a Manuel, no había tenido contacto alguno desde mi partida. Pero no era todo malo, había conocido a Felix, un chico de mi colegio, no estábamos en el mismo año pero aún así nos hicimos grandes amigos en tan corto tiempo. Me comprendía más que cualquier otra persona y creo que a él le pasaba lo mismo lo que me hacía muy bien. Y sin darme cuenta terminamos siendo algo más que eso, cada vez nos veías más y más seguido dentro de los horarios fuera de clase, su presencia no hacia nada más que traerme felicidad, y lo mejor de todo es que era mutuo.
      Seis años después fue cuando con mi padre y mi hermana emprendimos vuelo hacia Buenos Aires, la dictadura había terminado. Eso debería ponerme contenta, y era así, pero también sentía la necesidad de quedarme en Reims, ya tenía mi trabajo, sí, ya me había egresado de la secundaria hace cinco años, y decidí optar por la licenciatura de diseñadora de moda, la cual me recibí cuatro años después. Y conseguí un trabajo en una empresa que le abastecía los diseños a una pequeña marca de ropa, pero se empieza de a poco, y estaba feliz con eso. También había hecho un increíble grupos de amigas entre las de la secundaria y las de la licenciatura por lo que si me iba, iba a ser difícil mantener  todo a distancia, y me daba cierta nostalgia. Igualmente emprendimos viaje, tenía miedo con lo que me fuera a encontrar, era una mezcla de ansiedad con felicidad de volver, pero había pasado mucho tiempo. Al tocar suelo argentino una lluvia de recuerdos cayeron sobre mí, historias buenas y malas, las canciones que solía escuchar, el olor a la comida de mi abuela, mis antiguos vecinos, tantas cosas. Retiré la valija de la cinta transportadora, empecé a caminar y sin darme cuenta ya me encontré fuera del aeropuerto. Corría un aire fresco, renovador. 'Dejar que las cosas fluyan' era algo que últimamente estaba rumiante en mi cabeza y que el destino me depare a donde tenga que ser. Una vez alguien me dijo: "No importa de dónde venís, o cuántas cicatrices te haya dejado la vida, de vos depende a donde quieres ir en el futuro". Allá voy.

1 comentario:

  1. Sol: en tu texto se cuenta una anécdota pero necesita mucho trabajo aún para llegar a se un cuento. La elaboración del discurso y la interacción con el lector no aparecen como aspectos valorados durante la escritura. Además, no lográs dar con el tono narrativo y predomina el decir; se extiende en detalles y explicaciones innecesarias o que no cumplen una función. Por esto, no logra conmover ni involucrar afectivamente.
    Rever construcción de párrafos y oraciones, tiempos verbales, uso estético del lenguaje.
    Nota: 5

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