UN AMOR ENTRE UNITARIOS Y FEDERALES. (Sofía Acosta)
Corría el año 1829 cuando a todas las casa llegaba la noticia del fusilamiento de Dorrego, este hecho provocó en la campaña de la provincia una insurrección armada encabezada por Rosas y su cuerpo militar, llamado "Los Colorados del Monte".
Rosas era gobernador de la provincia de Buenos Aires y encargado de las relaciones exteriores de las provincias unidas. Debido a la crisis política la legislatura le otorgó las facultades extraordinarias -es decir, el derecho de ejercer las funciones propias del poder ejecutivo, pero también de administrar justicia - con el fin de organizar el país.
En el momento de asumir su cargo, la provincia atravesaba por graves dificultades económicas de la guerra como consecuencia de la guerra con Brasil. Rosas resolvió suprimir algunos gastos que consideraba innecesarios y aumentar levemente los impuestos internos y los de los productos procedentes del exterior.
Él era un hombre muy solitario, vivía junto a su hija Manuelita.
Ella siempre lo ayudaba con los problemas de relaciones exteriores. Una mañana se levantó y vio que golpeaba su puerta un muchacho muy apuesto; con apariencia extranjera, él traía unos papeles para autorizar.
Manuelita lo atendió y comenzaron a conversar, se sintieron muy atraídos uno del otro, siguieron viéndose pero a escondidas ya que él era hijo de una familia de apellido Lavalle. A pesar de que era una familia tradicional unitaria, José Manuel decidió seguir adelante con esa relación , ella debió decir algunas mentiras para verse con él. Así, este amor entre ambos duró muchísimo tiempo, hasta que su padre empezó a sospechar que se veía con alguien y por ese motivo mandó a los de la Mazorca para que la persiguieran e investigaran quién era aquel joven. Cuando Rosas se enteró, llamó a su hija y le prohibió verse con José Manuel Lavalle, ella indignada le reprochó que él no la dejaba ser feliz. Discutieron largo rato y luego Manuelita se fue a caminar por el campo decidida a poner fin a la relación. Ella temía por la vida de su amado porque conocía muy bien a su padre, este no dudaría en matarlo.
Cuando se encontró con el muchacho, le explicó que ella no estaba enamorada de él y que no quería verlo más. José Manuel no entendía nada, no podía explicarse el cambio de Manuelita, pero... al final se imaginó todo.
Ella decidió encerrarse durante meses en la gran Casona que poseían en Barrancas Belgrano.
Sufría, lloraba, pero prefería eso antes que verlo muerto.
Él, muy desilusionado, decidió hacer un viaje a Europa, para olvidar esta gran pesadilla. Todo era muy difícil, no había un día en el cual él no dejara de pensar en ella. Todos los días le escribía cartas y se las mandaba con la esperanza de que algún día Manuelita le contestara, pero ese día nunca llegó, porque a ella las cartas no se las entregaban. Los sirvientes tenían orden de recibirlas y tirarlas al fuego.
Así, pasaba el tiempo y él nunca tuvo una respuesta.
Cada día estaba más triste, enfermó y se dio cuenta de que ya no quería vivir más. Se dejó morir de tristeza.
Manuelita, nunca se volvió a enamorar porque en su corazón estaba latente aquel hombre unitario, tan apuesto, amable e inteligente. Ella jamás se enteró que José Manuel había muerto de amor por ella. Pensaba que allá en Europa se había olvidado o había encontrado a alguna dama de la alta sociedad europea.
Sofía: ¿Cómo interviene tu imaginación en la elaboración de esta historia? ¿Cuál es la transformación de la realidad que te propusiste al escribirla? Repensar qué le propone este texto al lector, cómo lo involucra y qué quiere provocarle.
ResponderEliminarAún no te decidís a escribir con pretensiones literarias, trabajo que sigue pendiente y debés intentar antes de que finalice el año.
Nota: 6