La decisión
Me voy a
dormir pensando en lo que mi amo va a cazar durante los cinco días que estemos
de cacería en el campo que es parte de su territorio como latifundista. Duermo y
sueño con todo tipo de animales: liebre, carpinchos, vacas y animales que nunca
vi durante toda la noche hasta el alba. En la que mi amo, Alberto, y yo nos
despertamos y salimos rumbo al campo, yo cargo con el machete, la escopeta, mi
ropa, las cosas para cocinar y la tienda, mi amo lleva solo su equipaje y otro
machete más chico para abrirse paso entre las malezas. El viaje dura todo el
día de caminata, solo nos detenemos un par de veces para comer algo o para
descansar. Durante el trayecto solo nos cruzamos a un par de agricultores en su
trabajo. Al anochecer llegamos a nuestro lugar de cacería alejado de todo tipo
de poblado, lo más cercano es un pueblo a dos horas de viaje. Mientras mi amo
descansa y fuma una pipa, yo preparo la tienda, la comida y las armas que que
mi amo va a usar el día siguiente.
Esa noche me
quede hasta tarde escuchando las historias de mi amo. Una de esas historias
cuenta como mi amo mató a dos lebratos de un solo tiro, y después a dos aves
que estaban en una bandada en forma de v. Más tarde esa misma noche me contó
como en un gran acto de bondad ayudo a una pareja prohibida conformada por un
criollo y una mujer de piel oscura a escapar hacia la provincia del interior
para no ser penalizados por la ley.
Ya en la
carpa mi amo se durmió muy rápido pero yo por el contrario no podía pegar un
ojo, escuchaba ruidos de animales, ramas y otros sonidos irreconocibles, y por
alguna razón me sentía angustiado y presentía que algo malo iva a suceder
A la mañana
siguiente, mi amo cargado con la escopeta y unas cuantas balas me dice que
cuando escuche un disparo me acerque a buscar la presa. Si la presa esta herida
la tengo que matar, sino la tengo que traer al campamento y prepararla para
cocinar.
El primer
disparo que escucho no dio a ningún animal, pero el segundo atravesó la cabeza
de una liebre adulta, voy a buscarla la agarro y en el campamento la corto y
preparó, cuando estoy por terminar escucho el siguiente disparo. Hasta el
anochecer mi amo se mantuvo cazando, en total mato tres liebres, dos carpinchos
y una mulita. Esa noche comimos liebre asada y algunas verduras que habíamos
traído de la ciudad.
El segundo
día mí amo salió a cazar aún más temprano que el día anterior, todavía había
niebla y en el pasto se podía percibir la escarcha que había formado el rocío
durante la noche. Al mediodía escuche un disparo, pero este disparo no estuvo
seguido ni de silencio, ni del sonido de los animales, este disparo estuvo
seguido por gritos desgarradores de ayuda y dolor de mi amo. Salí corriendo en
la dirección en la que escuchaba sus gritos pero no lo encontraba por ningún
lado, cuando los gritos de mi amo se vuelven más débiles y se oyen cada
intervalos cada vez más largos, lo encuentro tendido en el agujero desde el
cual estaba escondido para disparar a sus presas. Mi amo se había atravesado el
torso de un disparo y la sangre que corría desde su herida ya había formado un
charco por debajo de él. Me pide que lo ayude a levantarse y a curarse.
Cuando estoy
por ayudarlo a levantarse me doy cuenta de que si lo dejo morir en ese lugar
voy a poder escapar a chile y refugiarme seis meses, de esta forma consiguiendo
la libertad debido a la ley dictada ese mismo año conocida como la ley de
libertad de vientres que dictada la abolición de la esclavitud en chile y los
esclavos que transiten su país y se demoren más de seis meses en el mismo
quedan libres. Poco a poco me alejo de él, me acerco y me vuelvo a alejar. Me muevo
en círculos no sabiendo si abandonarlo ahí. Por fin decido alejarme haciendo oído
omiso a sus gritos. Cuando ya estoy tan lejos de él como para ya no escuchar
sus gritos debido a la distancia o a que ya dejo de gritar pienso en todo lo
que él hizo por mí. Aquí me doy cuenta que él había sido un buen amo conmigo y
que nunca me había tratado mal, es más me había comprado para protegerme de los
azotes de mi antiguo amo (uno desalmado y que no consideraba a los esclavos
como personas sino como animales). Con las fuerzas que me quedan vuelvo lo más
rápido posible, me tropiezo con una piedra y tengo la mala suerte de golpearme
la cabeza quedando inconsciente, no se si abran pasados segundos, minutos, horas
o días lo único que se es que me tengo que levantar e ir a ayudar a mi amo. Me
levanto y sigo corriendo hasta él, al verlo casi inconsciente en el piso
rodeado de sangre una pregunta atraviesa mi mente:
-¿Habré
tardado demasiado en tomar la decisión correcta o habré llegado a tiempo para
salvar a esta persona que tanto hizo por mí y no supe reconocer?
Dago: en tu texto se cuenta una anécdota pero necesita mucho trabajo aún para llegar a se un cuento. La elaboración del discurso y la interacción con el lector no aparecen como aspectos valorados durante la escritura.
ResponderEliminarEn cuanto a la historia, no resulta coherente la vacilación del protagonista ni cómo se presentan sus opiniones sobre el amo. ¿Dónde viven? Aunque vengan de una ciudad, a comienzos del s. XIX, ¿nunca ha visto una vaca? El golpe parece ser fuerte - " no se si abran pasados segundos, minutos, horas o días lo único que se es que me tengo que levantar e ir a ayudar a mi amo"- sin embargo, se levanta como si nada. Además, ¿qué significa "al verlo casi inconsciente"? ¿Por qué huir a Chile?
Rever uso de vocabulario, tiempos verbales, repeticiones, puntuación, ortografía.
Nota: 4