viernes, 4 de julio de 2014

La decisión ( Dago de Renteria)


La decisión


Me voy a dormir pensando en lo que mi amo va a cazar durante los cinco días que estemos de cacería en el campo que es parte de su territorio como latifundista. Duermo y sueño con todo tipo de animales: liebre, carpinchos, vacas y animales que nunca vi durante toda la noche hasta el alba. En la que mi amo, Alberto, y yo nos despertamos y salimos rumbo al campo, yo cargo con el machete, la escopeta, mi ropa, las cosas para cocinar y la tienda, mi amo lleva solo su equipaje y otro machete más chico para abrirse paso entre las malezas. El viaje dura todo el día de caminata, solo nos detenemos un par de veces para comer algo o para descansar. Durante el trayecto solo nos cruzamos a un par de agricultores en su trabajo. Al anochecer llegamos a nuestro lugar de cacería alejado de todo tipo de poblado, lo más cercano es un pueblo a dos horas de viaje. Mientras mi amo descansa y fuma una pipa, yo preparo la tienda, la comida y las armas que que mi amo va a usar el día siguiente.
Esa noche me quede hasta tarde escuchando las historias de mi amo. Una de esas historias cuenta como mi amo mató a dos lebratos de un solo tiro, y después a dos aves que estaban en una bandada en forma de v. Más tarde esa misma noche me contó como en un gran acto de bondad ayudo a una pareja prohibida conformada por un criollo y una mujer de piel oscura a escapar hacia la provincia del interior para no ser penalizados por la ley.
Ya en la carpa mi amo se durmió muy rápido pero yo por el contrario no podía pegar un ojo, escuchaba ruidos de animales, ramas y otros sonidos irreconocibles, y por alguna razón me sentía angustiado y presentía que algo malo iva a suceder
A la mañana siguiente, mi amo cargado con la escopeta y unas cuantas balas me dice que cuando escuche un disparo me acerque a buscar la presa. Si la presa esta herida la tengo que matar, sino la tengo que traer al campamento y prepararla para cocinar.
El primer disparo que escucho no dio a ningún animal, pero el segundo atravesó la cabeza de una liebre adulta, voy a buscarla la agarro y en el campamento la corto y preparó, cuando estoy por terminar escucho el siguiente disparo. Hasta el anochecer mi amo se mantuvo cazando, en total mato tres liebres, dos carpinchos y una mulita. Esa noche comimos liebre asada y algunas verduras que habíamos traído de la ciudad.
El segundo día mí amo salió a cazar aún más temprano que el día anterior, todavía había niebla y en el pasto se podía percibir la escarcha que había formado el rocío durante la noche. Al mediodía escuche un disparo, pero este disparo no estuvo seguido ni de silencio, ni del sonido de los animales, este disparo estuvo seguido por gritos desgarradores de ayuda y dolor de mi amo. Salí corriendo en la dirección en la que escuchaba sus gritos pero no lo encontraba por ningún lado, cuando los gritos de mi amo se vuelven más débiles y se oyen cada intervalos cada vez más largos, lo encuentro tendido en el agujero desde el cual estaba escondido para disparar a sus presas. Mi amo se había atravesado el torso de un disparo y la sangre que corría desde su herida ya había formado un charco por debajo de él. Me pide que lo ayude a levantarse y a curarse.
Cuando estoy por ayudarlo a levantarse me doy cuenta de que si lo dejo morir en ese lugar voy a poder escapar a chile y refugiarme seis meses, de esta forma consiguiendo la libertad debido a la ley dictada ese mismo año conocida como la ley de libertad de vientres que dictada la abolición de la esclavitud en chile y los esclavos que transiten su país y se demoren más de seis meses en el mismo quedan libres. Poco a poco me alejo de él, me acerco y me vuelvo a alejar. Me muevo en círculos no sabiendo si abandonarlo ahí. Por fin decido alejarme haciendo oído omiso a sus gritos. Cuando ya estoy tan lejos de él como para ya no escuchar sus gritos debido a la distancia o a que ya dejo de gritar pienso en todo lo que él hizo por mí. Aquí me doy cuenta que él había sido un buen amo conmigo y que nunca me había tratado mal, es más me había comprado para protegerme de los azotes de mi antiguo amo (uno desalmado y que no consideraba a los esclavos como personas sino como animales). Con las fuerzas que me quedan vuelvo lo más rápido posible, me tropiezo con una piedra y tengo la mala suerte de golpearme la cabeza quedando inconsciente, no se si abran pasados segundos, minutos, horas o días lo único que se es que me tengo que levantar e ir a ayudar a mi amo. Me levanto y sigo corriendo hasta él, al verlo casi inconsciente en el piso rodeado de sangre una pregunta atraviesa mi mente:

-¿Habré tardado demasiado en tomar la decisión correcta o habré llegado a tiempo para salvar a esta persona que tanto hizo por mí y no supe reconocer?




1 comentario:

  1. Dago: en tu texto se cuenta una anécdota pero necesita mucho trabajo aún para llegar a se un cuento. La elaboración del discurso y la interacción con el lector no aparecen como aspectos valorados durante la escritura.
    En cuanto a la historia, no resulta coherente la vacilación del protagonista ni cómo se presentan sus opiniones sobre el amo. ¿Dónde viven? Aunque vengan de una ciudad, a comienzos del s. XIX, ¿nunca ha visto una vaca? El golpe parece ser fuerte - " no se si abran pasados segundos, minutos, horas o días lo único que se es que me tengo que levantar e ir a ayudar a mi amo"- sin embargo, se levanta como si nada. Además, ¿qué significa "al verlo casi inconsciente"? ¿Por qué huir a Chile?
    Rever uso de vocabulario, tiempos verbales, repeticiones, puntuación, ortografía.
    Nota: 4

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