Suyay
Cuando nuestro Dios comenzaba a brillar e iluminaba el río en el que me encontraba, decidí aprovechar el tiempo y mojarme en él junto a mi hijo Milí. Mientras jugábamos entretenidos entre risas observé a lo lejos como una embarcación pisaba nuestras tierras. Decidí acercarme sólo un poco para poder tener una mejor vista. Unos hombres blancos vestidos con ropa extraña; que casi los tapaba totalmente sin dejar mucha piel expuesta; señalaban de aquí para allá y hablaban entre ellos con evidente asombro en una lengua que no podía entender. Asustada tomé en brazos a Milí y corrí a resguardarnos de ese extraño grupo de personas.
Ya un poco más tranquila y con el ritmo de mi respiración regulada
pensé en el posible motivo de visita de estos señores. Llegué a la conclusión
de que podrían ser enviados de nuestro Dios para salvarnos de algunos problemas
existentes y futuros, un avance para nuestra tribu.
¿Quién iba a decir que
estos hombres traerían cambios tan profundos e inesperados para cualquiera? Nada
de lo prometido fue cumplido. Nuestro valores son cambiados y nos dirigen con
violencia, con la misma con la que nos aniquilan. La tierra ahora es oro y
plata. Nuestros hombres ya no pasan tanto tiempo con sus respectivas familias,
nuestra salvación los condena a trabajar de sol a sol en minas y plantaciones,
a cambio de jornales que no alcanzan para nada. Nuestros salvadores destruyen
nuestros refugios comunitarios, se llevan parte de nuestra tribu que jamás
volvemos a ver. El color de nuestros ríos ya no son lo mismo, su sabor ya no es
el mismo.
En busca de paz comienzo a
danzar para mi Dios, le canto para que cese mi amargura, la de mi gente y nos
libere de estos falsos salvadores. Siento cómo de a poco voy debilitándome pero nada importa ya. Siento sus escandalosos gritos pero nada me detendrá, y es
hasta mi último suspiro que me dejo ir en paz llevando conmigo mis símbolos de
identidad.
Mariana Silva.
Mariana: ¿Cómo interviene tu imaginación en la elaboración de esta historia? ¿Cuál es la transformación de la realidad que te propusiste al escribirla? Tu texto presenta una visión de la conquista de América contada desde una nativa, pero no lo convertís en protagonista de la historia sino en un mero testigo que repite lo ya conocido. Esto hace que el relato no resulte atractivo porque no sorprende ni conmueve.
ResponderEliminarNo lográs construir la voz de alguien que cuenta lo que nunca ha sido visto antes. ¿Pensaste previamente cómo debe haber sido ver por primera vez, por ejemplo, barcos del tamaño de una pirámide flotando sobre el mar; hombres de piel blanca y cabellos rubios; caballos y perros; armas de fuego? La visión narradora no es coherente con el personaje que narra,
Rever uso de tiempos verbales.
Nota: 5